viernes, 5 de enero de 2024

TODO TIENE UN FINAL

 

TODO TIENE UN FINAL (EL GATO NOCTURNO REVELA SU IDENTIDAD)


Lo que estás a punto de leer es la última entrada de este blog, el blog del gato nocturno que no miente. Hemos llegado al final de este camino (y es que todo tiene un final en esta vida). En las siguientes líneas haré un breve recorrido por lo que ha sido este blog, sus principales temáticas y todo lo que supuso para mí escribir sobre estas durante todos estos años, cómo me forjó como persona y como escritor y, lo más importante, o más goloso para los amantes del chisme: ¡revelaré la identidad secreta del gato!

Han sido 13 años...¡Se dice pronto! 13 años de blog. Todo empezó de forma muy casual, porque, aunque creo que desde hace años me gusta escribir, nunca me dio por hacerlo, al menos de manera, digamos, "formal" hasta aquel año 2011. Yo tenía 31 años por aquellas y, con multitud de inquietudes tanto intelectuales, pero sobre todo ideológicas, comencé a escribir el el micro blog de Facebook, que por entonces era una pequeña aplicación que tenía esta red social. Lo hacía en torno a diferentes temas (muchos de ellos fueron el origen de las primeras entradas de este blog) y etiquetaba en estas publicaciones a prácticamente casi todos mis "amigos" sin filtro alguno.

Como esto debió de molestar a algunos, recuerdo que un anormal profundo que tenía por entonces de "amigo" (o dicho de otras forma, de esos acoplados que se juntaban con mi grupo de amigos del gimnasio de aquel entonces) me escribió un comentario a una de mis publicaciones que decía algo así como:

"¡Hazte un blog, anda!"

Y eso hice...gracias, pedazo de escoria, seguramente esto fue lo único inteligente que dijiste en tu puta vida.

Y así es como nació el blog del gato nocturno. Sus orígenes ya vienen descritos en la que fue la primera entrada del blog ("Todo tiene un comienzo"), así que aquí solo diré que el título fue un homenaje a mi banda de rock favorita de todos los tiempos, "Los Suaves" y también a mi difunta gata Weezer, que unos poquitos años antes nos había dejado. La cosa de "nocturno" vino justo por eso, porque me considero una persona nocturna y es en la noche donde considero que saco mi verdadero "yo", mucho más al escribir, actividad esta que considero más que creativa, terapéutica.




Honestamente, esta noche, la última noche del gato nocturno, te diré que apenas he echado la vista atrás. Sí, he repasado visualmente (ni me he puesto a leerlas), todas las entradas que he escrito en todos estos años para recopilar, aunque sea a nivel mental, todos aquellos temas sobre los que he ido reflexionando a lo largo de esta historia, pero lo cierto y lo duro, es que este blog ya es desde hace bastante tiempo cosa del pasado para mí (no hay más que ver lo irregular en cuanto a frecuencia de publicaciones de los últimos años) y realmente no me he puesto a revisar estas una a una en profundidad.

Sea como fuere, he de decir que me siento tremendamente orgulloso de este blog, de haber sacado tantas y tantas noches de mi vida para escribir, reflexionar sobre la vida y, ante todo, hacer ese ejercicio de auto-ayuda que realmente me salvó en algunos momentos de desesperación. Y es que el blog del gato nocturno que no miente no solo ha sido para mí como un arroyo desbocado en el que he escrito todo lo que me ha salido de la real gana, sino que además ha servido para darle perspectiva a mis ideas, a mis pensamientos y a mis sentimientos, a tener una visión más global del mundo, pero también a formarme como escritor. Y es que este blog, fue solo el comienzo de una carrera como escritor que continuó después con formación específica en la Escuela de Escritores de Madrid, ciudad en donde vivo actualmente (ya voy dando pistas sobre mi identidad secreta) y en donde aprendí el arte de escribir relatos cortos. Si bien esta formación actualmente está en un paréntesis vital, indudablemente continuará surcando otros océanos como es el de la novela o el de la auto biografía.

Y esto nos lleva a cómo está organizado este blog: inicialmente nació con la idea de ser un espacio exclusivamente de artículos de opinión. Después, fui intercalando algunas publicaciones más variadas con letras de canciones, vídeos o citas. Finalmente, decidí incluir tres secciones complementarias a los artículos, véase "Poeta como tú", una serie de poemas escritos desde lo más ácido de mi corazón sin importar estilística o tipo de rima alguna, pero también la sección de "Oh, la, la...la vida", con reflexiones sobre la vida o cuestiones más personales, y finalmente "Cuentos en el pinar", un conjunto de relatos cortos que seguía la estela de un libro de cuentos que empecé a escribir durante mis años de vigilante de seguridad nocturno en el edificio "Ofipinar" de Madrid y que algún día espero publicar junto a mis otros cuentos "buenos", los que de veras están escritos con una mayor calidad literaria, para ser sinceros de verdad.

Y antes de ahondar en esos temas que me movieron para escribir sobre ellos en este blog, sí que es de justicia decir que, si bien antes comentaba que no me he parado a releer las entradas de este blog antes de darle una despedida, sí que esto en parte ha sido un poco por vergüenza. Esto no es malo (de hecho, en la Escuela de Escritores, nos decían que un buen relato es aquel sobre el que el escritor siente un poco de vergüenza), pero no vamos a negar que algunas de estas cosas fueron escritas hace más de una década y que evidentemente lo que pensaba entonces no se corresponde precisamente con lo que pienso hoy. Dicho esto, sí que sea como sea, me considero una persona bastante consistente en mis pensamientos, en mis principios y en mis valores y que aquellas opiniones vertidas en este blog no son tan dispares en el presente, si bien están mucho más perfiladas, razonadas o fundamentadas en la experiencia o en lo vivido ya en la cuarentena (y es que tengo 43 años; seguimos dando pistas sobre quién es el gato).

Todo tiene un final, amigos, "siyofueradios", apodo de este humilde bloguero que hace honor al título de uno de los álbumes de Los Suaves, ha dedicado una parte importante de su vida a escribir sobre determinados asuntos en el blog que tienes ante tus ojos. Son estos, con su visión de entonces y su visión de ahora, y con la esperanza de no dejar muchos de ellos en el tintero:





La educación: soy maestro de Primaria (esta pista es importante para descubrirme) y a lo largo de este sitio web tú mismo habrás podido comprobar cómo mi visión de entonces era la de un educador indignado con el sistema educativo que teníamos y que seguimos teniendo. No solo ya un sistema educativo anticuado, anacrónico y memorístico, sino también un cambio de paradigma que se ha ido produciendo a lo largo de todos estos 13 años y es que hoy, lejos de haber progresado en la dirección que yo esperaba, la educación, la escuela, es el parking para niños y adolescentes. Es un bien de servicio más, como lo pueda ser tu empresa de telefonía móvil o tu seguro de coche, y los padres y los alumnos son los clientes. Poner en el centro del universo al alumno como cliente, le otorga a este un falso poder, pero también un papel pasivo en el mundo de la educación que pone entonces el foco en la eficiencia del docente. Craso error.

La educación en España es mediocre, porque su sociedad es mediocre y su sociedad es mediocre, porque sus políticos, también mediocres, nos quieren así para poder manejarnos. Eso es lo que en su día opinaba y eso es lo que hoy sigo opinando.

La educación en España es mediocre, porque sus administradores son mediocres. No solo ya los que ocupan las poltronas en las consejerías (en unas más que en otras), sino también en los despachos de dirección de los centros educativos (aunque supongo que habrá raras avis o excepciones contadas): ellos siguen el guion establecido de una película que da miedo y, aunque ellos saben que la película es horrorosa y da miedo (no sé si porque es de miedo o porque es horrorosa en sí misma), ruedan esa película y pretenden hacerte seguir ese guion ridículo cuyo destino es ganar el anti óscar.  Lo terrible es que hay demasiadas películas nominadas a ganar ese premio de dudosa reputación.

La educación en España es mediocre, porque sus profesores son partícipes de esto. La inmensa mayoría participan de esta farsa por miedo, solo para no buscarse problemas (exactamente igual que los anteriores y que los anteriormente mencionados a los anteriores). Inflan las notas, van de guay (otros no, otros se limitan a seguir dándole al mismo botón escacharrado desde hace años) y asisten quemados y paralizados a esta película horrorosa de la cual participan activamente y no precisamente como figurantes. Esto lo he criticado duramente en diferentes entradas de mi blog.

La escuela necesita refundarse. No estoy hablando de cambiar, reformarse o modificarse. De lo que estoy hablando es de que la escuela en España necesita empezar de 0. Hemos fracasado como país con nuestra educación, pero es que la educación es el motor de una nación, es el motivo de que existan economías emergentes que años atrás ya mejoraron sus sistemas educativos. Sin esto...no hay nada. 

La amistad y la soledad: Soy una persona tremendamente solitaria. La timidez jodió mi vida desde el minuto 0. Y, aunque aprendí desde niño, a tratar de mimetizarme y a guardar las apariencias de esa terrible timidez que hoy en día aun me asola, pretendiendo ser alguien más sociable, bromista, divertido y hablador, a pesar de haber sobrevivido durante muchos años con tantos amigos como los que puedan contarse con los dedos de una mano, o de, aun teniendo muchos conocidos, sentirme solo al final del día, durante todos estos años realicé el mayor de los aprendizajes de la vida: aprender a vivir solo y aprender a disfrutar de mi soledad.

Lejos del mérito que lo anteriormente mencionado supone (disfrutar de tu soledad), creo, por el contrario, que esto ha sido más demérito de los demás cumpliéndose aquello de "más vale solo que mal acompañado".

Aunque tenía y aún tengo a personas maravillosas en mi vida, gente a la cual puedo llamar "amigo" o "amiga", por este camino han pasado personas miserables, a las cuales he tendido a hacer demasiado aprecio cuando esto se empezó a escribir. Y es que muchos conocidos o "colegas" se quedaron solo en esa categoría o cuando intentaron pasar a la categoría de algo más, de "amigos", algunos sí consiguieron engañarme pensando que lo eran, cuando en realidad me utilizaban vilmente para ciertos fines. 

Esta es otra lección que aprendí en estos años: esto es una selva y en la selva la regla número 1 es la supervivencia. Me frustré durante años pensando en que la vida era como "Verano Azul", comprobando después que en verdad esto es como "El Rey León" versión gore. La gente me ha enseñado que la vida funciona a base de utilizarnos los unos a los otros. Bien, yo he aprendido esa horrible lección: yo también utilizo a los otros, al menos, a aquellos que me importan una mierda en el fondo.

Muchas de estas entradas, por infantil que suene, expresaban mi frustración cuando algunos amigos, colegas o simplemente conocidos o hasta incluso citas Tinder (en su día citas del mítico chat de "Terra" o similares aplicaciones del Pleistoceno) me daban plantón a última hora de un viernes o un sábado noche, momento que esperaba como una gota de agua en mitad del desierto tras semanas rutinarias que solo esperaba culminar con una buena pary o varios cubatas en dirección a mi pobre hígado. Es lo único que me importaba entonces: tener gente con la que salir. Insisto, tengo mis amigos, pocos, pero sé que son para siempre, salvo alguna otra traición que pueda venir (nunca por mi parte), pero lo cierto es que necesito mi terapia nocturna y no precisamente escribiendo, como muchas noches de plantón tuve que hacer por aquí, al menos para desahogarme. No era ya el plantón en sí, no era ya una noche de fiesta más o menos, era una cuestión de lealtad, porque yo esperaba aquello que no recibía.

Ha aprendido con los años en que no hay que ser tan épico. La gente es así. La lealtad no existe o los que la practicamos somos sencillamente ridículos de cara a la supervivencia a ojos de las fieras que habitan la selva en la que vivimos.

La timidez: Todo ha quedado ya mencionado con anterioridad. Esto siempre me ha acompañado. Dicen las últimas investigaciones que la timidez es síntoma de inteligencia, pero cuando empezó este blog y ahora mismo te digo que eso es una soberana tontería. Estoy cansado de ver a gente triunfando por el mero hecho de tener contactos. Su inteligencia no les ha valido un cojón, porque en el mundo de hoy, en esta selva, funcionan las relaciones de simbiosis, camuflaje o mutualismo. "Verano Azul" es una serie que hace tiempo ya terminó...

Sé que la timidez me perseguirá por el resto de mi vida. Soy una persona sociable, pero en el fondo tímido. No sé si será fake o no, pero muy en mi fondo, me privo todavía de hacer muchas cosas por vergüenza o trato de tapar (por eso digo lo de fake) mis carencias en lo social exacerbando mi humor, a veces negro, que lo tengo (o eso me creo). 

Sobre todo esto vino uno de mis artículos más exitosos: "Ser tímido es una puta mierda" o, al menos, el que más comentarios recibió, dentro de que siempre dudé de que esto lo leyera alguien (parece ser que sí, más de lo esperado).

La política: Pues quizás de esta temática es de la que más me arrepiento de haber tocado. Y es que siempre critiqué a aquellas personas que no se comprometían políticamente, aquellos que te repetían la retahíla aquella de que "todos los políticos son iguales", pero coño...hoy me doy cuenta de que tenían toda la razón del mundo mundial.

A la vista está en los primeros artículos de opinión del gato nocturno que no miente, mi ácida crítica social, particularmente hacia ciertos estamentos de la misma. Hubo entonces con el paso de los años un partido político que consiguió verbalizar todo ese malestar que sentía por entonces, algo que vino precedido por el movimiento del 15M, ese partido fue Podemos.

Podemos representó en su nacimiento un malestar generalizado que tenía nuestra sociedad sobre la política, el mal gobierno que nos había llevado a ser lo que entonces éramos y lo que seguimos siendo: un gran país hundido en la mediocridad o un querer y no poder. Un gran diagnóstico.

Pronto los medios de comunicación empezaron a sentir mieditis de este partido que amenazaba directamente con hacerse con el poder en España y entonces es cuando me metí, más que por el blog, por mis redes sociales, a hacer el papel de activista barato, defendiendo los postulados del partido morado, pero, ante todo, defendiéndolo de los ataques furibundos que estaban recibiendo por parte de los medios y de otros sectores del poder en base a fake news, lo nunca visto, un estilo de hacer política que ha sido el que finalmente se ha impuesto a día de hoy en España y en el resto del mundo. Mi preocupación de entonces me lleva a pensar si yo temía, en definitiva, que el mundo se convirtiera en lo que es hoy, toda una fantasía, una realidad paralela emitida en una pantalla, o si realmente yo era tan fan de Podemos como en realidad se ha visto que no soy...

Poco más que añadir al respecto. Me remito a mi penúltima entrada "Un mundo en llamas" para mayor contexto de en qué ha derivado toda la movida política. Muchas de estas cosas ya fueron anunciadas por el "Califa Rojo", mi admirado Julio Anguita.

Hoy me considero una persona apolítica que odia a todos y cada uno de ellos tal cual y que se une al club ese de "todos son iguales". Hoy solo aspiro a que los políticos desaparezcan habida cuenta de su ineficacia palpable y consistente con el paso de los años y que algún día adoptemos un sistema de isocracia o similar que garantice que, con la mentoría suficiente, todos nos hagamos dueños de nuestro destino respetando una única regla: la democracia y la igualdad de facto.

La sociedad: Y es que poco ha cambiado la cosa. Si cuando empecé con esta historia, la gente estaba adormilada, anestesiada y, sin ánimo de emplear términos Marxistas, para que no me llamen rojo, alienada, ahora precisamente ese es el temor. El temor a que te tachen de un club o del otro, a que te etiqueten dentro de su estrecho catálogo, a ser de unos o de otros (y aquí me callo, que ya hemos hablado de política).

Pensaba que el clasismo que tenemos en España (y en general, en el mundo, aunque en este blog me he centrado mucho más en mi país) era una cosa simplemente de eso, de una gente que vive en su burbuja y que desde ella maneja el tinglado. De hecho, me gustó ver hace poco un meme (esto no tiene nada que ver, pero lo meto con calzador) en el que se decía que el 85% de la gente está durmiendo, hay un 5% de personas que están despiertas y, mientras los otros duermen, dominan el mundo, a la que que hay un 10% que lo sabe y que está tratando de despertar a ese 85%.

El individualismo, derivado del consumismo y de, por el contrario, las dificultades que enfrentamos como sociedad, nos devuelven a la metáfora que utilizaba en párrafos anteriores: la selva. Vivimos en una selva en la cual hay que sobrevivir a base de lo que sea y de quien sea. El problema es que lejos de vivir en el individualismo, cosa hasta natural, pues es el resultado habitual de tener sociedades bajo el yugo del "divide y vencerás", ahora hemos dado un par de pasos más allá, el primero es el egoísmo y el segundo es el aislamiento. Y es que como ya escribí por aquí en alguna ocasión, el egoísmo es el principal y casi único gran problema que tiene este mundo.

Las malas formas, la pérdida de modales, de valores, pensarlo todo en términos de beneficio personal, dejar la cuestión moral a un lado...todo es deriva de un sistema educativo que ya no funciona desde hace años y que ha colapsado, pero también el resultado de una estrategia bien definida por gentuza que ni siquiera llegaremos a conocer algún día (se hablaba de la "mano negra") y que no son precisamente ni Donald Trump, ni Javier Milei, ni Pedrito Sánchez, ni siquiera Bill Gates, Elon Musk o Jeff Bezos. 

El amor: Este fue uno de los principales ejes temáticos de este website (ya he repetido varias veces la palabra "blog" y me quedo sin sinónimos). Y es que si bien me considero una persona afortunada o...¡qué coño! que se lo ha currado como un cabrón durante años para conseguir ser un tipo formado, profesional y, ante todo, una buena persona y un buen ciudadano del mundo, el amor ha sido y es mi deuda pendiente y lo seguirá siendo forever and ever. 

A mis 43 años puedo "presumir" de que solo he tenido dos relaciones serias (y casi que te diría que en verdad solo una) y acaso dos relaciones satélite que duraron nada y menos y que anduvieron en el límite entre rollo y persona especial. Fuera de eso, rolletes o relaciones de diversa índole de un solo día (o de una sola noche). Total, el balance es pobre o pobrísimo y lo mejor de todo es que si al comienzo de este blog me lamentaba de ello, ahora me río, porque en verdad, aunque ciertamente sí que se me pudieron escapar algunas buenas oportunidades, he hecho en el amor un poco lo que me ha salido de las pelotas, es decir, meterme en muchos berenjenales logrando salir indemne sin morir atrapado en el fango que se forma tras la lluvia.

Cuando empecé a escribir el blog del gato nocturno, acababa de salir hacía unos poquitos años de una relación amorosa, mi primera y, ya digo, casi única relación seria de mi vida. Como en su día ya escribí todo lo que tenía que escribir sobre ello (fuera de este lugar) y ya lamenté todo lo que había que lamentar, no existen demasiadas referencias por aquí a aquel desafortunado capítulo de mi vida protagonizado por una tía loca, tóxica como pocas, y que en esencia me tomó como balsa de salvamento no tanto para que la sacaran de aquel mar de lágrimas que supuso su anterior desengaño amoroso, sino para patear los troncos de madera que formaban esa balsa y así, casi hecho a propósito, nos hundiéramos los dos. 

Tras un satélite venido de Polonia que pasó después por ahí de manera casi fugaz, conocí a la que fue mi segunda novia (aunque ya digo que esto lleva todas las comillas del mundo, por lo extraño de la relación en sí) que hasta me atrevo a decir que, si bien no tan explosiva como la anterior, un terrorífico show diario del cual ni quiero acordarme, pues ni me reconozco como protagonista del mismo, esto fue una especie de thriller raro cargado de animales que correteaban por su casa (como el perro que en realidad era más su novio que yo mismo) o las cobayas que la rechazaban como si se acercara el coco a la jaula (¡por algo sería!)

La muchacha en sí (que si bien en el sexo era excelente) tenía más pájaros en la cabeza que otra cosa, acostumbrando a contarme su vida en verso por horas (la cual no era interesante ni lo más mínimo), a alardear de sus títulos universitarios inexistentes y a hacerme creer que vivir sola y llevar una casa era poco menos que de un éxito emprendedor sin precedentes. Supuesta hija de un pez gordo del mundo empresarial y ex de una celebrity de segunda división (todo esto siempre con el adjetivo de "supuesto" delante) me acabó dejando por sms (fíjate qué antiguo suena eso) a los tres meses y, cuando retomamos, porque es evidente que el protagonista de la primera peli de terror no podía perderse este thriller, me acabó dejando a los seis meses de nuevo (esta vez por guasá) y sin aparente explicación, pues hasta me iba interesando y todo la chiquilla por entonces, tras ese pasotismo inicial, quizás resultado de ese Pepito Grillo que ya avisaba susurrando bajito "deja a esta tía pirada que habla con los animales y huye por tu vida" y a quién torpemente ignoré.

Todo culminó un día que la vi por la calle a la que iba a entrenar a mi gimnasio y, ante su incumplida promesa de quedar uno de aquellos días para hablar y explicarme el porqué de su acelerada decisión, decidí acercarme a ella para conversar un rato sobre el asunto. No pudo ser, desde bien lejos agarró la correa de su novio (su perro) y huyó literalmente corriendo como alma que lleva el diablo publicando después en Twitter que yo era un acosador y demás lindezas (esto me lo contaron, porque desde entonces le tengo asco a esta red social que nunca tuve). Consecuentemente, desconfío de la "inexistencia" de la violencia de género a la inversa habida cuenta de lo contado hasta ahora

Estos capítulos de mi vida, y las secuelas que dejaron, marcaron definitivamente mi vida amorosa hasta el día de hoy: durante años no quise saber nada más de mujeres, me escudé en mi trabajo y en mi formación post-graduado y, entre medias, citas y más citas, la mayoría de ellas fracasadas, pero que me sirvieron y aún me sirven para escribir relatos graciosos, algunos de ellos hasta bukowskianos, sobre algunas de estas chicas que nunca sabremos si me utilizaron solo para sexo (ni tan mal), se acojonaron, se arrepintieron o simplemente reaccionaron con la misma indiferencia que yo les mostré a ellas una vez que daba por hecho (a veces erróneamente) que eso no llegaría a ningún lado. Como se suele decir: "unos por otros, la casa sin barrer".

Mucho han cambiado aquellas muñecas de porcelana de aquellas a ahora y lo hicieron a partir de la aparición de Instagram y de Tinder o, en general, a partir de las aplicaciones móviles que no les obligaban a sentarse delante de un ordenador de forma intencionada a buscar pareja o lo que fuere. Y es que si antes las cosas iban mal, ahora están peor: el 20% de los tíos copan el 100% del mercado de dating online, tíos con poca cabeza, mucho músculo o hetero-gays manejables por un arquetipo de mujeres-no mujeres o más bien niñatas altas y grandes de actitud pueril y comportamiento aparentemente maduro y resolutivo (pero no) y también con muy mala hostia (marca de la casa de la mujer española). Y es que la teoría del valor de seducción (valor que uno mismo se otorga en base al auto concepto y el concepto que le devuelven los demás, alto en el caso de las tías derivado del pagafantismo del hombre español que alaba hasta a un árbol seco cuando la lívido anula el cerebro) ha cobrado tal efecto que hoy puedes ver a chicas de 3 optando a chicos de 10 (aquí hablamos solo de físico, pues sabemos que ambos géneros suspenden en la cosa cognitiva o intelectual) por el mero hecho de que ellas se perciben como chicas de 8. Y no, no las estoy culpando, señalo más bien a los huevones que se conforman con cualquier cosa, porque esa es otra...ellas piden, ellas exigen, pero...¿Qué ofrecen ellas a cambio?

Pues lo que ofrecen es un cuerpo sin más, porque ahora encima nos han impuesto (aunque esto siempre fue un poco así) las costumbres hispanas de que el hombre no es caballero si no invita a la cena y a las copas y si llevas la contraria, ni quedas siquiera. Es más, las "mujeres" procedentes de esos mundos virtuales denostan cada vez más al chico español, por lo cual ya verás a muchas de ellas con chicos africanos, latinos, marroquíes y demás. La liberación sexual hace que importe hoy más el tamaño de la cartera o, en este caso, de otra cosa, que otras virtudes que en realidad sí se buscan, porque esto es jodida biología al final, pero ya si eso, luego...o después de haberse divertido con los diferentes juguetes. Y cuestión aparte son las scammers que te venden criptos (normalmente asiáticas) o las veinteañeras que te pinchan y luego ya fuera de Tinder te dicen que son sugar babies (un término muy cool para denominar a las prostitutas modernas). Y con esto no exagero: recientemente leí un artículo en el que se afirmaba que España ocupaba el tercer puesto en cuanto a nacionalidades de usuarias apuntadas a las principales aplicaciones para buscar Sugar Daddys. Seguramente ahora entiendas el porqué la versión fresh de hoy de la Paca en la época de mi madre, auténticas analfabetas, eso sí, de cuerpo agradecido (y labios o pechos operados) alardean desde la playa o sus lujosas habitaciones de hotel en sus stories hoy en Paris, mañana en Dubai y pasado en Miami. ¿A qué se dedicarán Las Pacas 3.0, pues?

En fin, que estoy hablando ya demasiado y luego me tildarán de machista (por supuesto que no habrán llegado hasta estas líneas para hacerlo) por hablar así del mundo del dating. Y es que, por supuesto, estamos hablando solo de ese tipo de chicas, porque estoy seguro de que el resto, aquellas que ves por la calle o en el garito los findes, no son así, ¿verdad? (y pregunto con incredulidad más seguro de la respuesta de lo que aparento tras formular esta retórica pregunta).

La juventud: Decir que cuando empecé a escribir el blog yo ya empezaba a no sentirme joven sería una mentira como una casa, porque incluso hoy que tengo 43 me sigo sintiendo joven, cosa bonita por aquello de sufrir del sano "síndrome de Peter Pan", pero también problemática porque a veces te impide madurar y seguir metido en "Verano Azul" por demasiado tiempo. Sea como fuere, siempre he tenido desde los 25 (aprox) la sensación de que me hacía mayor y he tendido, quizás demasiado, a fijarme en los más jóvenes que yo.

No seré yo el que despotrique hoy sobre la Generación Z (o Gen o como demonios se la quiera llamar ahora), porque por mucho que se la critique, creo que supera con creces a los mediocres últimos años de los millennials y, en algunas cosas, a nosotros mismos, los de la Generación X (aunque yo estoy a caballo entre las dos anteriores según algunos autores de esos que se han inventado lo de poner etiquetitas a las diferentes generaciones), empezando por el hecho de que fue esta, la X, la que cumplió con sus hijos la vieja profecía que tuve desde ya mis primeros años de maestro : "tanta sobreprotección acabará jodiendo el mundo". Es muy fácil ahora criticar a Frankenstein cuando todos somos el monstruo.

Pero esos años anteriores a mis queridos Z empezaron a gestar ya la mediocridad cultural en la que nos encontramos, la "meritocracia" de cuidar tu cuerpo y acaso poner el culo para sacar beneficio de él, la apertura a la ideología woke que nos asola con soberanas gilipolleces que roban protagonismo a los verdaderos problemas de la sociedad. 

El panorama actual en el que nos encontramos es ese: una generación aislada en sus teléfonos móviles o laptops viviendo una realidad alternativa, porque la del mundo terrenal es demasiado dura y además saben que ha sido culpa de sus padres, a quienes les salvan el haberlos tenido bajo el ala, para que estos no los culpen de haberlos vuelto gilipollas, cosa demasiado optimista de pensar por mi parte, porque un gilipollas no se daría cuenta jamás de que lo es. Así que...¡qué demonios! sigamos escuchando a Ozuna y a jugar a hacernos los chicos malos/marginales del barrio Iphone en mano.

La felicidad/el optimismo: Este fue un tema recurrente en la época en la que me dio por leer libros de neurociencia, especialmente los del divulgador científico Eduardo Punset (¡el del Bimbo!). Esta etapa fue crucial en mi vida, porque el poder comprender mejor el porqué nos pasa lo que nos pasa, pensamos lo que pensamos, sentimos lo que sentimos y cómo esto influye en nuestra vida y nuestras decisiones, era importante para alguien que se presume una persona racional como yo (aunque luego resulte ser más emocional de lo que parece). 

El descubrir que la felicidad está, en parte, en ti mismo (y digo en parte, porque no soy ningún iluso) te hace trabajar con el objetivo de conseguirla en tu día a día. Saber que el optimismo te puede hacer vivir más años, literal, ya es suficiente argumento como para tratar de ver también lo positivo y no solo lo negativo, algo que he hecho mucho escribiendo en este blog, pero algo de lo que tampoco me arrepiento, porque al fin y al cabo, igual que decía al final de sus conciertos Robe Iniesta, de Extremoduro (odioso personaje este): "hemos tocado lo que nos ha salido de los cojones", pues lo mismo yo, pero donde dice "tocado" pongamos "escrito" y os aseguro que ha sido muyyyy terapéutico y me ha servido mucho.

¡Y ya está! Seguro que me dejo en el tintero muchas otras cosas sobre las que escribí aquí.

¿Y cuáles fueron mis influencias a la hora de escribir? Yo mismo, auténtico, transparente, tal como lo lees. Ok, bueno, para ser sinceros del todo, algunas personas sí me influyeron. A saber:




Los Suaves: Banda de rock gallega, hoy extinguida, aunque no oficialmente (incertidumbre esta que no me gusta, a pesar de tener tatuado al gato en mi piel). Y es que así es la vida, "hermosa y triste", tal como ellos mismos la describen, así la describo yo en este blog.

Julio Anguita: Uno de los grandes políticos de finales del siglo pasado y principios del presente. El único honrado y aquel que predijo prácticamente todo aquello que hoy está pasando en el mundo. Defensor de la desobediencia civil como única medicina para aplicarle a "los mercados", tal como él definía a esa "mano negra" que antes mencionaba y de la que poco se habla.

Eduardo Punset: Divulgador científico, autor de numerosas publicaciones relacionadas con la neurociencia. La lectura de sus libros me salvó literalmente de caer en el pesimismo más profundo ante este panorama que llevamos viendo desde hace demasiados años.

Charles Bukowksi: El gran Chinaski, uno de los autores más influyentes en la cultura underground del siglo pasado. La voz sin filtro del alma. Sus relatos son los que me inspiraron a empezar a escribir (y lo siguen haciendo).

¿Y ahora qué? Sinceramente, no lo sé, pero sí sé que tenía la necesidad de llevar mi escritura a otro nivel y para ello no podía dejar más tiempo muerto este blog. 

He pensado que esto podría ser un buen libro, quizás no para ser publicado, pero sí para ser impreso y maquetado todo de negro (espero que la impresión supere a este pobre y anticuado diseño de Blogger) y permanecer en mi estantería como reflejo de lo que fue parte de mi juventud o, más bien, la transición hacia mi madurez. Algo bonito que releer algún día y darme cuenta de cómo he evolucionado como persona, aún habiéndome mantenido siempre fiel a mi esencia.

¿Y quién soy yo? ¿No tienes curiosidad de que te revele hoy mi identidad secreta que he mantenido durante, ni más ni menos, 13 años? Pues bien, ha llegado el momento.

Hola, mi nombre es Jesús y durante 13 años me he refugiado en el sobrenombre de "siyofueradios". Soy el autor del blog de Gato Nocturno que no Miente. Nací en Madrid en 1980 y soy maestro de Educación Primaria, aunque en realidad me he pasado casi más tiempo aprendiendo que enseñando, pues me considero una persona inquieta y polivalente (he estudiado desde gestión de seguridad, hasta marketing digital, pasando por administración y dirección de empresas, por nombrar solo algunas de las múltiples cosas que me dio por ahí). Me considero un búho nocturno, amante de la noche, amante del clubbing (forma muy moderna esta de decir que me va la jarana) y de la música electrónica. Soy un apasionado del deporte, un fracasado en el amor, un escritor semi-profesional cuyo sueño es publicar mi propia auto-biografía (si bien no antes de "Cuentos en el Pinar" con suerte y tenacidad), un solitario sociable y que, en realidad, se considera, un genio, aunque solo él sabe que lo es, y ese es el gran drama de mi vida. No tengo hijos, no tengo mujer (y a estas altura me la pela tenerla) y soy un hippie con ideas conservadoras por un lado y con ideas que siempre adelantan por la izquierda por el otro, lo cual me hace quedarme siempre en el centro riéndome de la estupidez de la gente que camina a contramarcha por un carril o por el otro. Considero además que mi preocupación por la sociedad es más fruto de los valores que he ido construyendo en mí mismo (libertad, esfuerzo, integridad...) que de que en verdad me importe esa puta gente, que hace demasiado tiempo que no hace nada por mí, aunque nunca lo haya esperado siquiera. A todo esto, solo aspiro a ser un pez gordo algún día de estos, pues ya me he cansado de esforzarme para mi propio regocijo y satisfacción personal. Ahora quiero disfrutar de la pasta y por ello espero que pueda cambiar de trabajo algún día, dar el pelotazo o conocer a mi padrino en el corto plazo para poder hacer negocios. Mi aspiración también es la de seguir viendo a mi familia sana y que mi señora madre me dure hasta, por lo menos, los 90 años tan bien ella como está y misma cosa con mis hermanos, aunque nunca comprendan lo raro que soy y algunos de esos amigos que no se me acaban de escapar de los cinco dedos de mi mano y por algo será (no lo estaremos haciendo tan mal). ¡Ah! No te he dicho que desde hace años vivo enamorado y no es precisamente de una mujer: vivo enamorado de una ciudad, de la ciudad en la que acabé trabajando de profe en los Estados Unidos. Se trata de Austin, capital del estado de Texas, capital mundial de la música en directo y, en definitiva, mi alma gemela: "joven", nocturna, cultural, naturaleza a la que lo urbano se adapta y no al contrario, alegría, optimismo, la ciudad donde no existe la pesadumbre ni el mal rollo, la ciudad que me enseñó de veras a que quien no sufre no es un hombre, que quien resiste (o quien se come alguna colita) acaba logrando el sueño americano, la que me enseñó a sentirme orgulloso de mi propia patria y a la vez avergonzado de algunos compatriotas (si bien en el camino conocí a algunos de mis mejores amigos de hoy en día o a algunas de las personas más especiales de este planeta), la que me enseñó los peligros de ser adoctrinado, pero también las virtudes de creerte libre...verdaderamente lo que viví allí, lo que sentí, la nueva persona en la que me convertí hubiera dado para otro blog en sí, pero por falta de tiempo, por falta de ganas o por la causa que fuera...todo esto queda en mi memoria, que bien no en negro sobre blanco.


Foto: Austin, Texas (Estados Unidos)


El gato de la noche te observa desde lo alto de un tejado; es silencioso, no te ataca si tú no le atacas, sólo te observa... El gato misterioso no te araña con sus afiladas uñas; pero puede matarte con la verdad; porque el gato nocturno nunca miente... Artículos de opinión, relatos, poesía, ácida crítica social y mucho más...Es lo que vas a encontrar en este tejado donde arte y cultura mezclan la noche con las palabras.

Así nos encontrábamos por primera vez en este espacio. Quiero agradecer muy sinceramente a todas las personas que me han seguido, me han leído o se han interesado por este blog en algún momento de sus vidas. Honestamente, poco me importaba tener seguidores, muchos o pocos lectores, pero mentiría si no dijera que siempre es un placer que haya gente que se interese por lo que haces o a la que les hayas podido tocar un poco la fibra con lo que aquí quedó escrito. Gracias a todos ellos. Espero que algún día podamos reencontrarnos, probablemente en algún libro o en algún otro blog algo más "pro".

Y ya este gato está viejito, camina erráticamente, observa con un solo ojo y su pelaje ya está seco y raído. Da vueltas sobre un mismo tejado aburrido ya de ver siempre lo mismo: la misma gente caminar de un lado al otro sin aparente rumbo. A estas alturas, el gato se pregunta "¿y qué aprendieron todas estas personas?, ¿sirvió de algo?". 

No le hace sufrir, como todos los gatos, es un animal sensible, que nos devuelve indiferencia. La cuestión es que esta indiferencia ahora es real.

El gato nocturno que no miente ya se esconde detrás de una chimenea en su tejado de las palabras, se acomoda y se prepara para asumir el destino que a todos nos espera. Lanza un último maullido de dolor, después...otro más pausado y tranquilo, respira hondo, cierra el ojo y se deja ir...



Los Suaves. Canción: "Miau miau". Álbum: "Adiós adiós"



¡Hasta siempre, amigos! Muchas gracias

Jesús

lunes, 23 de octubre de 2023

 

UN MUNDO EN LLAMAS

 

Tras mucho tiempo sin que este gato negro pasee por los húmedos y desgastados tejados de este blog, regreso para escribir la que será mi penúltima entrada antes de la despedida final.

Han sido muchos años trabajando en este proyecto personal que quizás ya debió haber terminado hace un tiempo, pero que no quería dejar abandonado tras tanto tiempo dedicándole muchas noches (y alguna tarde). Desafortunadamente, me hubiera gustado que este último artículo antes de mi “epitafio” hubiera puesto una chispa de vida a este muchas veces sombrío blog personal, pero no son buenos tiempos para el viejo planeta. De hecho, pocos de nosotros recordaremos tiempos peores, porque el mundo empieza a oler a quemado. Este mundo, sencillamente, está en llamas…

Esto no pretende ser un detallado (ni siquiera sucinto) análisis geopolítico de nuestro querido planeta, porque ni me dedico a ello, ni conozco la realidad de cada rincón del mundo, pero sí algo que nos de para pensar sobre cómo están las cosas, cómo hemos llegado ahí y qué puede pasar.

El mundo se encuentra más polarizado que nunca. El orden mundial conocido está en seria amenaza y lo que hubiera sido una alarma social en otros tiempos se queda hoy en un asunto que poco o nada le importa a la gente. Y es que la desapego a la política es de tal calibre, que tenemos hoy un mundo gobernado por gente a la que solo votan unos cuantos y solo por miedo o división. ¿Es esto una democracia? ¡Cuidado! Estamos hablando además de los países donde se presume que la hay, ya ni qué decir de “los otros”.

Y es que el marketing político, el show post Donald Trump ha invadido la política. Sin ambages, los políticos de medio mundo se dedican a gritar más que el oponente y a elaborar discursos vacíos que calen entre la gente que, tierno esto, no pierde la esperanza. Vivimos en el mundo de las fake news, en el que ya no sabes qué es real, qué es inventado y ni siquiera dónde acudir para poder intentar averiguarlo. Observamos cómo los personajes manidos de otras épocas se resisten a quedar en el olvido sustituidos por realidades idílicas en Instagram (pronto sustituidas directamente por el metaverso), gurús sin bachillerato o adolescentes bailando o haciendo el subnormal en Tiktok.

Asistimos al principio del fin de un imperio, el de los Estados Unidos de América, un país que no será derrotado por nadie, salvo por sí mismo. Un país empeñado en aplicar los viejos paradigmas que le dieron la gloria en un mundo que ya ha cambiado sin que ellos sean conscientes, pues se suponen el ombligo del mismo. Un país más preocupado en seguir siendo la policía del mundo y en distraerse como boxeador embravecido en pegar golpes desesperados por aquí y por allá descuidando por completo su juego de piernas que le evitarían posibles golpes o amenazas que ya hoy son reales.

Sin poder predecir el futuro, parece que un posible conflicto, armado o no, estará por ver, entre Estados Unidos y China dará inicio a un nuevo orden mundial. Está por saber si antes de que eso llegue, pues indudablemente a los chinos no les interesa noquear a su rival por la vía del cloroformo, pues su noción del tiempo nada tiene que ver con la nuestra aquí en occidente, Rusia no protagoniza un accidente sonado a propósito de la guerra de Ucrania.

Mientras ni a África ni a el resto de América se les deja crecer al paso que les corresponde, cosa inevitable, pues el futuro será de ellos en la medida en la que la sociedad civil logre revolverse ante sus corruptos y/o ineptos políticos, países como India también esperan tener su protagonismo en este nuevo orden mundial que, como digo, antes o después llegará.

Europa está completamente devastada. La Unión Europea es de risa e Inglaterra, a pesar de la aparente estúpida decisión que supuso el Brexit, se frota las manos consciente de que pertenecer a ese club sin sentido no trae más que ataduras mayores a un desesperado Estados Unidos, quien plenamente a placer desde el otro lado del mundo juega con sus gi-joes a que Rusia se encargue de reventarnos a la que nos pongamos más chulos de lo que realmente nos corresponde. Primero fue el gas, después la inflación a nivel mundial y no sería de extrañar algún que otro petardazo no precisamente navideño para terminar con el asunto de Ucrania por parte de un líder que está moribundo tanto a nivel fisiológico como a nivel político. Esto lo convierte en más peligroso aún.

La crisis por COVID 19, toda una pandemia, nos deja una única lección para este mundo en llamas: no hemos aprendido NADA. Aquellas series como “Black Mirror” o “El Colapso” se quedan cortas en comparación con lo que muchos profetizan acerca de cómo sería el final del mundo tal como lo conocemos y en el que ya algunos se encuentran más preocupados de encontrar un planeta B, si no, que se lo pregunten a Elon Musk o a Jeff Bezos.

La pregunta es entonces si este no haber aprendido NADA derivará en un final de la humanidad instantáneo, progresivo o muy progresivo, a causa de las propias guerras que vivimos (no olvidemos tampoco el conflicto de Israel) por cuestión territorial, religiosa o por falta de agua y alimentos.

¿Hay salvación?

La historia es cíclica y desde la versión euro centrista, sabemos que la vuelta a los clásicos, el poner al ser humano en el centro de todo es algo que en diferentes épocas nos salvó el culo. Está por ver si el hartazgo ante las nuevas tecnologías (y por nuevas aquí ya hablo del big data, la robótica, el metaverso o la inteligencia artificial) se produce antes o después de que el evidentísimo cambio climático se cobre sus primeras víctimas a nivel global o de que esa reacción del humano se produzca, cosa ya complicada de ocurrir el susodicho cambio de orden mundial, pues desconocemos si para los asiáticos primará el dinerito o las vidas humanas. Quizás ahí se demuestre si de veras son tan “comunistas” o tan “liberales” (y digo “liberales”, por ser esta la nueva etiqueta, más amables, del capitalismo).

España es un país que pronto entrará en colapso. Si no, que se lo pregunten a los aficionados al Atlético de Madrid. Sí, sí, este símil con el mundo del futbol es bueno, porque siempre se dijo que eran unos sufridores, como casi de acero, dispuestos a aguantar todos los golpes y todas crisis vinieran de donde vinieran…hasta que un buen año bajaron a la segunda división.

Tentar a la suerte en un mundo que ya no permite vivir en una burda zona de confort. Europa ya no va a permitir a España vivir de las rentas por mucho más tiempo. Los desastrosos gobiernos que hemos tenido en las últimas décadas (ni siquiera diré en los últimos años ya) han hecho que un país grande, la que para mí ha sido la mayor potencia mundial de la historia, hoy sea un país derruido, un país perdido, un país embobado en sus propios problemas internos, generados desde hace siglos por nosotros mismos y que nos ciega a la hora de hacernos valer en el exterior.

Los políticos españoles, marionetas ellos, se dedican a entretenernos como niños ante un guiñol vendiéndonos aún el caducado espectáculo de “izquierda” vs “derecha”, incluso a aquellos que ya sabemos y somos conocedores de que son lo mismo, pues son eso…marionetas que entretienen, a su vez manejadas desde el extranjero para seguir una agenda globalista que, en muchas cosas, nos lleva a la ruina.

Esa agenda nos entretiene con un espectáculo bochornoso, más propio de la telebasura que, dicho sea de paso, empieza ya por fin a descaer (solo hasta este momento sostenida por los pobres abuelos que pueblan nuestro país), consistente en hablarnos de dos realidades, las dos inexistentes, que presuntamente reflejan las preocupaciones y los problemas de los españoles. Para algunos, un supuesto complot para destruir España, la amenaza de un sistema bolivariano que siempre sobrevuela o la de una banda terrorista años ha desaparecida. Para otros, los problemas principales de España son que a los trans les pegan palizas de cuando en vez (cosa no menor, aclaro), que las mujeres no tienen ya suficiente poder, que ya no se utiliza el masculino general, sino el “elle” o el “os/as” …de locos.

Los problemas de España, esos de los que nadie habla, son tan sencillos como que NO tenemos soberanía. Tenemos un rey impuesto. Tenemos una Constitución que no se cumple y tenemos, cuando lo tenemos, un gobierno que está para lo accesorio y que no manda una mierda.

Los problemas de España son que alguien un día (Alemania, pongámosle nombre) decidió que este país no se podía industrializar más. Decidieron que fuéramos un país de toros, sangría, futbol y fiesta, el paraíso turístico de Europa, la cual ya ha colonizado nuestras Islas Baleares como aperitivo (aquí sumémosles a los germanos, nuestros archienemigos históricos, los ingleses).

Un país con una política migratoria de vergüenza y que mira con indiferencia dando la respuesta por callada al proceso de islamización que viven países como Francia o Bélgica. Un país que con esa política de no hacer NADA cumplirá la vieja aspiración de los países árabes de convertirnos de nuevo en Al Ándalus. Un país que, y esto se puede decir aún siendo la persona más solidaria del mundo o más defensora de los derechos humanos, ya NO puede absorber más inmigración.

Con lo anteriormente mencionado, es decir, 0 industria y míseros sueldos o condiciones laborales favorecidas por esta política migratoria, todo se apuesta al blanco, todo se apuesta al turismo. Y entonces mi pregunta es… ¿y qué pasará cuando España sea un desierto y ni británicos ni germanos quieran venir aquí a morirse?

La pobreza y la miseria absoluta.

Los independentismos son favorecidos por los propios gobiernos. La política es incapaz de romper con un régimen que ya ha fracasado. Permitir que partidos nacionalistas que quieren independizarse de un país participen en las elecciones nacionales y sean quienes tengan la llave de un gobierno, es un harakiri automático y una contradicción en sí mismo, aparte de un generador de desigualdad letal para la democracia y la igualdad de todos los territorios de España.

La economía sumergida, un sistema educativo caduco y segregado, una justicia que NO es independiente del estado, una deuda en manos de poderes extranjeros, un sistema burocrático ineficaz, anticuado y rígido…todo queda tapado por amenazas de que viene Maduro o Kim Jong Un con su supuesta bandera de la hoz y el martillo en ristre o bien por la LGTBI de colorines y palabras vacías o bien por capítulos de “violencia machista” en un país que no está ni en mitad de tabla a nivel mundial en esta materia (sin ánimo de minimizar este problema, que lo es).

Y el mayor de ellos: la idiotización de la gente. Esto ya no va de una sociedad dividida (ese “divide y vencerás” que instauró mi vieja enemiga Esperanza Aguirre), esto ya no va de alienación. Esto de lo que va es de que estamos ante una generación acabada, atormentada y trasnochada, que es la mía, que es la Generación X, malcriando a una generación que tenía esperanza, como es la Generación Gen o Z, pero que algunos se empeñan en que esto no sea así idiotizándolos y echando por la borda todas las cosas maravillosas que tienen estos chavales cuya filosofía es la de la vida en sí, carpe diem, si bien lamentable y bochornosamente en la dirección y sentido que indican los que ahora alienan: gamers, youtubers, instagramers, tiktokers o personajes de series, manejados por detrás por los que SIEMPRE alienaron, no os engañéis.

Así que valores como el “sálvese quién pueda”, el cuñadismo eterno, el postureo, el “pues yo inviero en criptos y me estoy forrando”, el liberalismo de Milei,  comportamientos aprendidos y probablemente aprehendidos del puto reagetton (véase: fóllate a todos igual que él se folla él a todas, viste de Balenciaga, gánate un dinero fácil en Only Fans o en Tinder o Instagram como sugar baby o sugar boy, métete en una relación tóxica otra vez,  juega al glamour de las discotecas de Élite, alguien te lo pagará o ya harás tú para que te salga gratis, ábrete un canal de Tiktok con la barba bien afilada y el dorso desnudo o bien enseñando las berzas…), esto es lo que nos salvará…definitivamente.

El mundo ha llegado a un punto de no retorno. El mundo está en llamas. Alguien maneja los hilos y no sabemos quién. No sé si en otro tiempo hubiéramos salido con cuchillos en la boca a derrocar a estos miserables, pero me queda claro que hoy no, ya no.



Para terminar, quisiera recoger una frase que dijo mi admirado Julio Anguita, el Califa Rojo, que representa exactamente lo que está pasando:

«Está ocurriendo algo espantoso: está naciendo lo que yo llamo la moral del esclavo. José María Pemán escribió una vez: «La criada se siente muy reconocida y muy contenta cuando ve a su señora lucir las joyas, porque al verla se cree que es ella la que está llevado las joyas». Cuando alguien está defendiendo a quien le explota, a los «mercados» o a la clase política corrupta, ha llegado al nivel más bajo al que puede llegar un ser humano: bendecir la porra que le golpea, besar la bota que lo pisa».

El mundo es un lugar ahora demasiado terrible para tener esperanza, pero… ¿qué es si no la vida? Tenerla hasta el último suspiro, soñar, porque es así, así es la vida…hermosa y triste.

jueves, 2 de enero de 2020

LA HOMOSEXUALIDAD Y EL FEMINISMO

Pues sí. Hoy ha llegado la hora de escribir sobre dos de los temas más polémicos en la actualidad y que seguramente deberían ir completamente cada uno por su lado, pero que he querido unir en una sola entrada dados los estrechos lazos que unen a ambos movimientos, el movimiento LGTBI y el movimiento feminista. En verdad, yo no voy a hablar hoy de los movimientos, lo que yo voy a hablar más bien es de la opinión que me merece la homosexualidad y el feminismo tal como se entienden hoy en día, año 2019.

Hace mucho tiempo que tenía ganas de hablar de los gays, de las personas homosexuales y de la opinión que tengo hacia ellos. Confieso que no lo he hecho antes y, probablemente este sea el peor momento para hacerlo en plena fiebre del movimiento LGTBI en donde, al igual que ocurre con el movimiento feminista, las palabras se interpretan de la manera que más le conviene a cada uno para rápido poner las etiquetas de malo o bueno correspondientes. El caso es que me apetecía escribir sobre ello desde hace tiempo, ya que son bastantes ya las personas homosexuales que he conocido como para poder llegar a formarme una opinión al respecto que será acertada o equivocada, pero que es la mía y, como tal, tengo mi derecho a expresarla.

Primeramente hay que decir que no tiene mucho sentido, ya lo sé, escribir mi opinión sobre un grupo concreto de la población mundial. Bien podría haber escrito de los hombres rubios o de las mujeres afroamericanas o bien podría haber escrito de los señores gorditos o de las señoras mayores. La homosexualidad tiene que verse como lo que es, como una característica más que tienen las personas y resulta bastante aberrante ver como aun hoy en pleno siglo XXI nos seguimos sorprendiendo de que alguien lo sea. Honestamente, me importa muy poco la sexualidad de la gente. De hecho, me considero abierto de mente de par en par en este sentido. Me importa un bledo si una persona se acuesta con hombres, mujeres, con los dos o si se lo hace con plantas o con pepinos. El único límite que yo le pongo a la sexualidad es el sufrimiento de los demás y mientras sea consentido, cada cual es libre de disfrutar o de amar a quien quiera.


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Esto nos lleva a mi primera conclusión: Ser gay es algo habitual. No me atrevo a decir que es normal. 

¡Dios! Ha dicho que los gays no son normales. ¡Jodido machirulo! ¡Colguémosle de las pelotas!

Pues para aclarar esto, vayámonos a la definición del diccionario de la RAE.

Normal: 

adj. Dicho de una cosaQue se halla en su estado naturalQue sirve de norma o regla.Dicho de una cosaQuepor su naturalezaforma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano.

Bien, pues según estas definiciones bien pilladas con pinzas, diremos que se cumple mi afirmación: ¿ser homosexual es la regla general o la norma que presenta un valor de mayor frecuencia? No. ¿Ser homosexual es la tendencia sexual que más se ajusta a lo que se espera dentro de las normas sociales universalmente establecidas (buenas o malas)? Pues no. Es decir, que no entraría dentro de lo extraño que una venerable señora le preguntara a su vecino gay que cuando se va a casar con su novia dando por supuesto que es heterosexual, porque así se entiende que es la tendencia sexual mayoritaria y que se rige por la norma habitual. Por otro lado, ya que olvidamos que somos animales mamíferos, ¿cuál es la tendencia sexual dominante en el mundo animal? ¿macho con macho o macho con hembra?

El problema es cuando le damos la connotación moral a la palabra "normal" y entendemos entonces que si no decimos que es normal es porque es anormal, cuando lo que en mi caso quiero decir que la palabra correcta sería habitual, que al final es un sinónimo de normal y por tanto estaríamos en las mismas. Para mí, la homosexualidad es algo habitual y si me pedís opinión, no es ni mejor ni peor que la heterosexualidad, es lo mismo y lo contemplo con la mayor normalidad del mundo, tal como el hecho de que alguien sea rubio o moreno. ¡Ah! Y no vamos a pelear, si queréis que lo llame "normal", para vosotros la perra gorda. No tengo ningún problema en usar la palabra que queráis, porque en mi fuero interno lo mismo da una cosa que la otra. ¿Por qué? Porque en pleno siglo XXI quien se sorprenda por el hecho de ver a dos chicos besándose por la calle es que vive en otro tiempo. El problema es que sospecho que no interesa que se deje de hablar de algo tan normal (¿veis? ahora he utilizado la palabra que os gusta más), sino que interesa que se siga hablando de esto como algo excepcional. Para mí, los que le siguen dando bombo a algo tan aceptado, aunque no lo suficiente todavía, no vamos a negarlo, como es la homosexualidad, son los verdaderos homófobos y eso también es aplicable al feminismo, como veremos después.

En resumen: Algo empieza a ser normal, cuando todos dejan de hablar de ello, porque no tiene la mayor importancia. No interesa que la homosexualidad pase desapercibida por ser algo natural, luego los que no quieren que pase desapercibida son los primeros que alimentan el odio.

Segunda conclusión: No me caen bien los homosexuales. 

¡Venga! ¡Ya podéis lapidarme! 

Todos los hombres tenemos una serie de rasgos de personalidad, sean muchos o sean pocos, que van en nuestra naturaleza, en la manera que hemos sido educados o en nuestros propios genes. ¿Nos tiene que gustar todo de los hombres? No, incluso habrá gente que piense que, en general, los hombres no merecemos la pena, que no le caigamos bien a algunas mujeres. Y lo mismo con las mujeres. Las mujeres presentan algunos rasgos de personalidad, muchos o pocos, que son comunes y no todos les pueden agradar a los hombres. Habrá gente que, incluso, no le caigan bien las mujeres, que las deteste igual que habrá gente que pueda detestar a los hombres o que, simplemente, haya algunas cosas de ellos que no les gusten.

Bien, hecha esta didáctica aclaración, ahora podríamos aplicar esto mismo, con todas las excepciones del mundo mundial y, repito, con todas las excepciones del mundo mundial, a los pijos o podríamos aplicársela a los machacas de gimnasio o a las mujeres de la Generación Baby Boom (nuestras madres) o a los Millennials y, en general, con tooooooodas las excepciones del mundo, tendremos como resultado una percepción acertada o equivocada, positiva o negativa.

Bien, ¿pues cuál es mi percepción sobre los gays? Pues no es positiva. Y no es positiva porque de todos los que he conocido, con muy pocos he conectado de verdad. 

¡A la hogera con Siyofueradios! ¡Hay que matarloooooooo al machirulooooooo!

Pues no. Esto no tiene que ver una mierda con quien se quiera acostar el señor gay o el señor hetero. Esto tiene que ver, como ya dije, con la personalidad y con rasgos que se repiten en grupos más amplios o más pequeños de población y, de nuevo, con todas las excepciones del mundo.

Resulta que, según mi opinión (porque mi opinión es tan válida como la de otro hetero, una chica homosexual o un señor gordito) los homosexuales presentan una serie de rasgos de personalidad de los tios heteros que no me gustan nada y, por otro lado, presentan una serie de rasgos de personalidad propios de las mujeres, que resulta que tampoco me gustan. Como todo eso metido en una batidora hace que el resultado me disgusta más de lo que me gusta, pues yo sería hipócrita señalando lo contrario. En resumen: No me caen excesivamente bien los homosexuales. 

Aclaración 1: Repito, me importa un cojón de pato con quien se acueste cada uno. 
Aclaración 2: Aplíquese lo dicho sobre los homosexuales a los pijos, por ejemplo (tengo un simpático artículo en este blog que habla sobre ello) o a los votantes del PP. 
Aclaración 3: Por si no quedó claro...hay excepciones. Hay muchos miles de millones de personas homosexuales que son dieces como personas.

Y en referencia a la aclaración 3...¿en qué se basa mi opinión? Pues en lo que he visto y en lo que he conocido. Os contaré en ese sentido dos anécdotas que marcaron en parte, que no completamente, mi percepción actual.

- Un compañero de trabajo me invitó una vez a salir de marcha. Me llevó a Chueca y me confesó que era gay. Sinceramente, aunque lo sospechaba, ni le di importancia. El problema fue cuando me llevó de garitos por la zona y empezó a presentarme a la gente como si yo fuera un bicho raro o algo así (rollo: "mirad, es hetero. Lo vamos reconvertir esta noche"). Acto seguido me llevó a su casa para ir a recoger la tarjeta de crédito y me ofreció hacerme sexo oral a lo que yo dije que no. Me preguntó si me había ofendido y le dije que no. Continuamos un rato la marcha y después me fui, ya que él acabó marchándose con un chico que rondaba por ahí para tener sexo.

El problema vino cuando al día siguiente nos tocaba trabajar a solas en la oficina y llegó borracho. Nada pasó. Él hizo su trabajo lo más "normal" y yo también. La cuestión es que al día siguiente, con el resto de los compañeros y aprovechando que yo trabajaba en otra "sucursal" por así decir, difundió que había "follado" en la oficina conmigo y que yo era gay. Obviamente esto nunca ocurrió y para cuando yo me enteré, el chico ya había dejado el trabajo. Tal vez haber tenido una "amistosa" charla con él para aclararlo me hubiera convertido hoy en día en un machirulo. Estoy convencido.

- En mi última experiencia larga de convivencia con compañeros o conocidos gays aprendí muchas cosas positivas sobre los homosexuales, pero otras tantas negativas y, lo malo de todo, es que me di cuenta de que esas cosas malas ya las había visto anteriormente en el pasado en otros chicos y chicas homosexuales, aunque no lo había verbalizado. Otras, las descubrí entonces. Sirvan como ejemplos para reforzar mi opinión general (con toooooodas las excepciones del mundo vuelvo a insistir).

- Según mi opinión (posiblemente esté equivocado), la mayoría de los homosexuales tienden a la promiscuidad: En serio, me he pasado noches enteras con gente del colectivo que han pasado horas y horas hablando de sexo explícito o buscando sexo veladamente. Existen pubs en zonas gays destinados exclusivamente a tener relaciones sexuales, así como saunas y otros lugares, algunos virtuales, como las redes sociales. Su existencia, en principio, debería darme la razón, ¿no? No es muy difícil: Si los hombres heteros están obsesionados con el sexo, ¿no lo estarán acaso también los hombres homosexuales? pues igualmente sí.

- Según mi opinión (posiblemente esté equivocado), a la mayoría de los homosexuales les gusta ser los flautistas de Hamelín de su grupo de amigas, ser los protagonistas. Es decir, decidir qué se hace, cómo se va, dónde se va, con quién se va. Y en ese sentido he decir lo siguiente: este poder lo tienen porque los gays, asumid esto, suelen ser los best friends ever de las tías y no de los tíos heteros (que también habrá muchos casos, por supuesto). También en ese sentido decir que, si bien no tanto en la presente generación Y o Z, sí que en mi generación existe aún un cierto rechazo por parte de los gays a la hora de compartir tiempo y espacio con chicos heteros. Si ven competencia, tratarán de excluirte. En ese sentido, creo que existe un cierto sentimiento de "venganza" indirecta del homosexual hacia el hererosexual en situaciones de "liderazgo" por parte de los primeros.

- Según mi opinión (posiblemente esté equivocado), los gays que he conocido han sido en su mayoría manipuladores: Tratarán de engatusarte de un modo u otro hacia aquello que les interesa conseguir o aquello que les interesa que tú pienses. No dudarán en confundir tus palabras o tus opiniones para hacerte pasar por lo que no eres, como veremos en el punto siguiente, y todo esto, ¿por qué? Debo pensar que han sufrido, de algún modo u otro, el rechazo de muchas personas y eso les ha cargado la mochila de conductas que le llevan a estos extremos. Lastimosamente pienso que es así.

- Según mi opinión (posiblemente esté equivocado), los homosexuales son siempre las víctimas: No importa  que tengas la razón o no. Ellos, rasgo este también a veces muy femenino, tratarán de darle la vuelta a la tortilla para que quedes como el malo de la película en caso de conflicto o tratarán de tensar la cuerda sobre algo aparentemente sin importancia, con tal de montar el drama y de excluirte ante los demás. Utilizarán en muchas ocasiones el comodín de la homofobia para tildarte de todo a sabiendas que eso les ofrece un cinturón de seguridad ante el cual no podrás hacer nada. Quedarás, pues, como un homófobo de mierda, aunque sobradamente hayas demostrado ya que eres una persona de bien y tolerante, como no puede ser de otra manera.

Un claro ejemplo de esto y que vemos muy frecuentemente, es el famoso presentador de la TV, Jorge Javier Vazquez, quien, si os fijáis bien, es el primero es escoger y etiquetar a los concursantes de GH o Supervivientes. Cuando alguien le tose o le responde, ya sea tío o tía, este se hace el digno, dice lo que tiene que decir, aprovechándose de su condición de presentador, y se da la vuelta todo digno, eso cuando no se marcha del plato o echa al concursante del mismo, no sin antes poner al público en su contra.

Lamentablemente...hay muchos Jorge Javier en la vida real.


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Estos son, bajo mi opinión, sus rasgos generales (vistos desde mi punto de vista) menos favorables. Sinceramente, pensé en escribir sobre esto hace tiempo, cuando precisamente tuve estas últimas experiencias y, aunque bien me podría cebar desde el anonimato que me permite este blog, pasado el tiempo creo que ni merece la pena. Personas tóxicas sin más...independientemente de su sexualidad, la cual, como he venido insistiendo, poco o nada me importa. 

Solamente he contado dos anécdotas que, junto con otras muchas, ilustran bien la opinión que he forjado en torno a los homosexuales. Os puedo asegurar que he tratado de tener amigos gays y, de hecho, los tengo (aunque esto es un topicazo, pero no puedo negar que los tenga), pero la mayoría de las veces ha resultado imposible. Me he encontrado demasiadas veces con personas que presentan estos rasgos de personalidad que, con la libertad que me permite el derecho constitucional de expresar lo que quiera, me han hecho opinar así. Soy consciente, porque también he conocido gente que no es de esta manera o hasta posiblemente haya conocido gente adorable que ni me haya enterado (ni tenía porque) de su sexualidad y que hayan destacado en mi vida, que demuestra que hay muchas excepciones, pero esta es mi postura actual, susceptible de cambiar.

Pasemos ahora a hablar del movimiento feminista.

Y digo bien, pasemos a hablar del movimiento feminista, porque he de entender y dar por hecho que todas las personas de bien de este mundo son feministas.

Durante mucho tiempo hemos entendido que feminismo era el antónimo de machismo. Yo mismo, por desinformación, pensaba que era así y no. El feminismo, como ya sabéis la mayoría, es la creencia firme de que la mujer es igual que el hombre en cuanto a derechos. Lo contrario al machismo, es decir, una creencia de superioridad del género femenino respecto al masculino, sería el hembrismo.

Pues es obvio entonces que yo me considere una persona feminista. Soy alguien que, faltaría más, cree que hombres y mujeres somos iguales en derechos. Nuestras diferencias son notables, no vamos a negarlo, pero también son muy enriquecedoras, porque curiosamente allá donde no llega un hombre, llega una mujer y viceversa. Es decir, a priori nos deberíamos complementar bien. 

Por lo tanto, ser feminista es bueno y quien diga lo contrario o bien no es una persona de bien o puede ser que esté confundido e identifique feminismo con feminazismo.

Sí, amigos...estamos en un momento absurdo de la historia de nuestro país. Los extremos nunca fueron buenos y verdaderamente contemplar esas manifestaciones en las que se hace patente esta estúpida guerra de sexos en la que nos hemos dejado sumergir (y en este punto no sé si de esto han tenido la culpa los lobbies, los políticos o ambos), es lamentable. Efectivamente esto no tiene nada que ver con los movimientos feministas del pasado, aquellas luchas de las mujeres trabajadoras o de aquellas que reclamaban el derecho al voto y que tan importantes fueron para nuestra historia. Lo que vivimos ahora mismo es, en algunos casos, no en todos, es una hipérbole del feminismo que, no me extraña, en algunas ocasiones, cuando se lleva al extremo más rancio, se tacha de feminazismo. 

Y no es justo, amigos, igual que antes decía que aquellos a los que les interesa seguir hablando de la sexualidad de los otros son los verdaderos homófobos, ahora digo que aquellos que hacen pasar a las mujeres como seres inocentes e ignorantes absolutamente indefensas ante los hombres, son los verdaderos machirulos (o machirulas) del patriarcado que tanto critican. Las mujeres no son ningún ser indefenso. No paran de crecer y de mostrarnos el talento que tienen fuera y dentro del trabajo. Han demostrado ser un ejemplo de lucha, de sacrificio y de mayor empatía en muchas ocasiones que los hombres. No son inocentes damiselas.

El problema es que se les hace pasar por ello. Es cierto que venimos de una generación en la que los hombres dominaban por completo a las mujeres, una sociedad machista en la que los roles de cada cual estaban muy marcados. No creo que haga falta más que salir a la calle, en un país cuya población envejece a marchas forzadas cada día, para darse cuenta de ello, particularmente si nos damos un garbeo por el mundo rural. Todo eso es cierto y hay que terminar con ello.

Pero las generaciones de hoy en día también nos han dejado muchos casos en los que se demuestra que eso de que la mujer es el "sexo débil" es una patraña, tanto para lo bueno como para lo malo. Hablando de lo malo, son muchos los casos de denuncias falsas que están empezando a salir a la luz. Demasiados pacientes hombres en las consultas de los psicólogos y psiquiatras denunciando estas situaciones. Demasiados casos en los que en las casas el hombre va de que lleva los pantalones y es en toda regla la mujer la que lleva la batuta. Presunción de inocencia no escrita, pero táctica en casos de supuesta violencia de género sin demostrar y demasiados casos en los que muchos hombres perdieron la custodia de sus hijos. Y sí, sabemos que son muchos, muchísimos más casos en los que el hombre es el culpable, pero no todos. Las estadísticas de índice de violencia de género en el mundo (vease Google, ni más más ni más menos) nos muestran que España no es un país en el que los hombres vayan acribillando metralleta en mano a mujeres por la calle todos los días y a todas horas, como bien pareciera cuando vemos las noticias.

Efectivamente, se han dado muchos casos, muchísimos casos de violencia de género, demasiadas muertes, pero hay que admitir que este tipo de feminismo se está utilizando políticamente, igual que en su día se utilizó y se sigue utilizando al movimiento LGTB con los mismos fines a través de los lobbies, muchos de ellos con poder en los medios, para presentarnos este apocalíptico panorama. Y dentro de este apocalíptico panorama también debe caber el aumento de suicidios por parte de hombres en nuestro país y también deben caber los casos que he comentado anteriormente. 

Y siendo francos...amigos, mirad en vuestra casa. ¿Consideráis que vuestra novia o esposa es la libélula inocente que nos quieren mostrar o que hoy en día las cosas son mucho más democráticas que hace tan solo una década o dos? 

El problema de nuestro país es que estas luchas se libran con el beneplácito del poder político para desviar la atención de lo que más urge en estos momentos. Por otro lado, somos una nación demasiado embebida en este tipo de problemas internos, lo cual siempre he dicho que nos impide abrirnos como país. 

Sinceramente, lo que es una auténtica barbaridad es la desigualdad que en el mundo laboral se sigue produciendo entre mujeres y hombres y, aunque en esto también hay mucho mito, puesto que más bien muchos hombres y más bien pocas mujeres están dispuestos a sacrificar su vida familiar por su éxito profesional, junto con el hecho de que las carreras técnicas, allá donde menos mujeres hay, son ahora mismo las de mayores sueldos y prestigio, a pesar de todo ello, sigue habiendo una clara discriminación entre hombres y mujeres e incluso en cuanto a sueldos. Para mí esto, junto lógicamente combatir la violencia de género demostrada y probada (no lo contrario) son prioridades absolutas. 

He querido unir estos dos movimientos en una misma entrada, tal como decía al comienzo, porque indudablemente la consolidación del movimiento LGTB ha llevado de la mano al auge del movimiento feminista. A veces al extremo y a veces de manera más moderada. 

Esta noche en el gatonocturno hemos querido criticar los extremos y defender la moderación.

Aclarar además que las opiniones vertidas en esta entrada se remiten única y exclusivamente a mi país, España. Todos sabemos que las condiciones de la homosexualidad y de las mujeres en otros países son muy diferentes y en algunos casos, absolutamente prehistóricas, no hablaré de estos casos en esta entrada, porque creo que con los adjetivos utilizados acabo de dar mi opinión al respecto.

Y, por supuesto, animar como siempre desde este blog a expresar siempre tu opinión con respeto, de la manera más argumentada posible y, a poder ser, remitiéndose a datos, estudios o estadísticas fiables. Recordad que, aunque muchos nos hemos sentido intimidados a la hora de hablar sobre estos temas, la democracia significa precisamente poder hablar de todo, expresarte con libertad siempre desde el respeto. Es nuestro derecho, independientemente de si somos hombres, mujeres, heteros, gays, rubios, gorditos o delgaditos.

Y después de esto, pese a todas las precauciones y aclaraciones realizadas, supongo que ya podréis lapidarme.

Con amor se despide el gato esta noche.



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VS 

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