domingo, 19 de agosto de 2012

LA SINCERIDAD

No existe nadie absolutamente sincero 100%. Los estudios demuestran que cerca del 80% del tiempo que dedicamos a hablar con la gente es para ayudar, tratar de mediar o manipular a los otros. De igual modo, en el proceso comunicativo, se da la mentira social, que consiste en suavizar tus opiniones, dar la razón al otro o hacer como que escuchamos, cuando realmente sólo nos quedamos con un mensaje muy básico de todos los detalles que nos cuentan (en ese sentido es muy interesante aprender alguna técnica de comunicación no verbal para "saber" si nos están escuchando o no).

Fuera de eso, existen personas más o menos sinceras. Yo me considero una persona totalmente sincera. De hecho, fuera de lo convencional, más o menos lo que acabo de comentar en el primer párrafo, y fuera de la mentirijilla, se podría decir que yo nunca miento, a lo sumo, exagero.

Este es uno de los rasgos más marcados de mi personalidad, soy sincero, pero lejos de lo que piensa la mayoría de la gente, para mí no está tan claro que la sinceridad sea algo positivo. Objetivamente, me queda la duda de si es una virtud o un defecto, subjetivamente lo tengo claro: Es un defecto.

Para mí, la sinceridad es un defecto y lo es porque la verdad escuece y, en nombre de la verdad, he perdido muchas cosas en esta vida: Trabajos, mujeres, amigos...

Partimos de que ni el concepto de sinceridad nos queda muy claro, como tampoco nos queda muy claro el concepto de "verdad".

Para muchos, la sinceridad es ir por la vida con una coraza aparentemente de hierro, cuando, en realidad, es de hojalata. Se trata de una actitud ofensiva-defensiva ante la vida. Es ofensiva porque se da en personas que siempre están a la defensiva y cuyo modo de protegerse, no se sabe muy bien de qué ni de quién (probablemente sólo de sus miedos) adopta una ridícula posición de ataque para evitar la posible agresión.
Son personas cuya "sinceridad" les conduce a no ser hábiles socialmente, personas que transmiten agresividad, miedo y que, al final, evitan la confrontación, pero también cualquier tipo de contacto, aunque sea para bien, con esos sinceros ofensivos-defensivos, quienes bajo el lema de "me la suda la gente" se quedan solos cada vez más y más.

Por otro lado, la verdad es algo abstracto puesto que si ya sabemos que las verdades absolutas no existen, mucho menos las relativas. Es decir, lo que para mí es una realidad, para otra persona puede no serlo, porque la verdad es siempre subjetiva.
Ahora bien, la verdad es muy democrática y si una persona no es capáz de ver que está en un error cuando todo el mundo le está quitando la razón, le está diciendo que se está equivocando y sigue convencido de que esa es su verdad, entonces es que tiene un problema en el cerebro, porque "no hay más ciego que el que no quiere ver" o no sabe que "tres cabezas piensan más que una"....aplíquese el refran o dicho popular que se prefiera.

Recuerdo un capítulo de Los Simpson, mi serie favorita, en la que Marge se pone a trabajar como vendedora de casas en la agencia inmobiliaria de Lionel Hutz quien, tras ver su desastrosa actitud comercial, la explica que no se puede ser tan sincera con los clientes, que siempre hay que echar alguna mentira a los posibles compradores para que, finalmente, compren la casa.

"Existe la verdad y...¡La verdad!". (Pincha en el siguiente enlace para ver el vídeo.)






¡Esta es una de las grandes verdades (y valga la redundancia) que he escuchado jamás!

Es lo que yo llamo el conflicto:


Sinceridad vs mentira piadosa


Es evidente que vivimos en un mundo que es poco propicio para decir siempre la verdad. Podremos fácilmente imaginar que si ni nuestros gobernantes son sinceros, todo lo contrario, mentirosos compulsivos...¿Cómo va a haber el más mínimo interés en edificar una sociedad sobre los cimientos de los valores humanos? Todo lo contrario, se construye sobre las mayores sartas de mentiras con una naturalidad pasmosa. ¿Cómo queremos tener entonces ciudadanos sinceros? ¡Ya ni siquiera los niños y los borrachos dicen la verdad!

Un ejemplo bien sencillo: No podemos permitirnos el lujo de sobrevivir sin mentir. Pensemos en qué haríamos cada uno de nosotros si en una entrevista de trabajo de la que depende el sustento económico propio y de nuestra familia, nuestro futuro jefe nos preguntara si nos importaría echar en alguna ocasión alguna hora extra (por supuesto, sin cobrar). ¿Qué diríamos? Conveniremos en que hay que tenerlos cuadrados para decir que no, si de ello dependiera el pan de nuestra gente.

Por norma general, considero que la sinceridad es siempre una virtud y no siempre un defecto. Si la gente fuera más sincera, todo sería mucho más fácil.

Pero como antes decía, la sinceridad es para mí un cuchillo. Mis puños suelen ser mis palabras y admito que mucha gente se ha acojonado literalmente por mi sinceridad. La sinceridad, llevada al extremo, puede ser tan perniciosa como aquellos sinceros ofensivos-defensivos de los que hablaba hace tan sólo un ratito.

En las relaciones humanas la sinceridad es una de las claves fundamentales para el éxito. Probablemente no se pueda sustentar, por ejemplo, una amistad verdadera si no parte de la sinceridad.


Respecto al amor siempre he dicho que la sinceridad es uno de los requisitos fundamentales para que una pareja funcione. Sin embargo, y sirva esto para ilustrar el por qué creo fírmemente que la sinceridad es un defecto, no siempre es bueno decir la verdad en una relación amorosa, al menos, toda la verdad. Me explico: No estoy diciendo que sea ventajoso ponerle los cuernos a tu pareja y callarte como una puta para no romper vuestra relación y que tu chica se lleve un disgusto. A lo que me estoy refiriendo es que, desgraciadamente, no se puede hacer ver a una persona , con la que deseas que la relación llegue a buen puerto, todos sus defectos porque y, aunque sean clave para el devenir de la relación, pese a que trates de hablar sobre aquello que te molesta de tu pareja, las personas no cambian. Recuerda que "el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra es el ser humano". Cada vez estoy más convencido que tratar de reparar en el taller de la relación las taras mentales tanto de unos como de otros, es perder el tiempo. Cada vez estoy más y más convencido de que cuando no hay una actitud de querer cambiar las cosas, es tontería seguir con esa persona, puesto que lo único que vas a conseguir es ir sumando, poco a poco, puntos negativos (vease mi entrada "La Balanza del Amor") hasta llegar a suspender el examen.

¿Qué hacer entonces? ¿Dejar de ser sincero? Creo que lo ideal es...Cambiar de pareja.

Esto es lo que yo he venido llamando el conflicto:


Sinceridad vs mentira de mantenimiento


Las relaciones amorosas que he tenido se han roto, precisamente, por eso, por ser demasiado sincero. Las posibles relaciones amorosas que no han fructificado, no lo han hecho por eso, por ser excesivamente sincero...

La mentira de mantenimiento es una mentira piadosa aplicada al amor. Sus fortalezas son, entre otras, que "escurren el bulto", "corren un tupido velo", te hacen ganar tiempo y, ante todo, evitar conflictos. Su principal debilidad es que no se puede emplear de manera abusiva, puesto que dejas de ser sincero para convertirte...en un mentiroso más.

Al parecer, me cuentan, (y digo "al parecer" porque nunca supe las razones), mi última ex me dejó, entre otros motivos, porque un buen día yo la dije que no quería tener hijos. Lo dije porque trabajo con niños y, probablemente ese día, viniera chinado del curro por váyase usted a saber la que me liarían, pero sobretodo lo dije convencido de que no es lo que quiero en el momento presente de mi vida, a día de hoy; finalmente, tal vez, lo dijera puesto que la pregunta no tenía sentido tan pronto cuando nuestra relación no duraba apenas ni seis meses.
Cuando ví que mi ex torcía el morro ante mi respuesta, tuve que recurrir a lo que yo denomino "mentira de mantenimiento", que consistió en matizar que depende, que ya veríamos con el tiempo, que en un futuro quizás. Lo cierto, es que el primer mensaje fue el que caló en su mente y fue eso con lo que se quedó...

En el ejemplo anterior observamos como hay numerosos sesgos: En principio una pregunta que no procedía, en segundo lugar una respuesta precipitada, en tercer lugar el dilema "Sinceridad vs mentira de mantenimiento", en cuarto lugar utilización tardía de la mentira de mantenimiento y, en quinto lugar, ni siquiera era una mentira de mantenimiento, me explico y, valga esto para todas las alocadas fans del gatonocturno que, probablemente, se mueran por tener un hijo conmigo (XD)...A día de hoy no me lo planteo y, aunque es algo que me gustaría, considero necesario que se den las condiciones necesarias para ello (tiempo, por supuesto, estabilidad, por descontado, perspectiva clara de futuro, sin duda, y, ante todo, amor incondicional).

El conflicto "sinceridad vs mentira piadosa" suele darse también muchísimo en la familia. Veanse las veces que hemos tenido que contestar "a la gallega" a nuestros padres, las veces que hemos tapado u ocultado información o las ocasiones en las que hemos eludido hablar sobre algún tema, todos ellos, lógicamente sin demasiada importancia, pero son, precisamente, las pequeñas tonterías las que generan los reproches y, especialmente, con tus padres.

Es un conflicto realmente duro. Ser sincero supone perder muchas cosas porque la verdad, como digo, escuece. Si además la verdad es subjetiva a los ojos de los otros, el pollo está servido.

Por encima de todo, es una opción de vida. Yo escogí ser sincero a pesar de todo, a pesar de lo que pueda perder, a pesar de la tormenta. Prefiero morir sincero y haber conseguido mis objetivos sin mentiras antes que ser un actor de una película que, tarde o temprano, acaba teniendo el final propio de las mentiras, un final trágico.

Sinceramente, creo que este artículo no pasará a la historia pero, al menos, es sincero.





 "...pero, nena, ¡amo tu dinero!
- ¡Ni una vez has dicho que me amabas a mí!
-¿Qué quieres un mentiroso o un amante?
- ¡No eres ni lo uno ni lo otro!"

Charles Bukowski.


miércoles, 15 de agosto de 2012

LA BALANZA DEL AMOR

Este artículo viene a ser la segunda parte de otro que escribí hace ya un tiempo y que hablaba sobre "El Amor".

En este caso, voy a tratar de ejemplificar el amor como una balanza que se mantiene en equilibrio lo peses como lo peses, lo mires como lo mires.

A veces, cuando me lo estoy pasando bien en compañía de familia o colegas, normalmente de colegas, normalmente de fiesta, normalmente en el infierno de la noche...Se me viene a la cabeza aquello de "¿Quién necesita una pareja pudiendo disfrutar de momentos como estos?".

Por contra, hay periodos vacacionales, puentes, fines de semana y, más en concreto, domingos muy aburridos o, simplemente, un tiempo en el que te gustaría compartir tu vida con alguien, momentos en los que desearías estar tranquilo con tu chica disfrutando de una buena peli o compartiendo cosas.

A mí ambas situaciones me ocurren con frecuencia....Es la balanza del amor.

Os aseguro que si apareciera un mago en mi vida y me prometiera un plan de vida en el que nunca se hiciera presente la soledad, en el que siempre pudiera contar con la gente, tener amigos a mi lado con los que poder pasar esos buenos momentos, no los mismos, pero sí otros....Probablemente lo firmaría aunque la letra pequeña del contrato con el mago me hiciera renunciar a tener una pareja por siempre jamás.

Por otro lado, os aseguro que eso que dicen de que el estado perfecto de un ser humano es en pareja, es para mí una gran verdad.

Ambos pensamientos me rondan la cabeza de forma recurrente...Es la balanza del amor.






Y al final, el amor es eso: Supervivencia. El amor es la forma de cubrir nuestras necesidades afectivas de forma permanente, sin depender de fluctuaciones, sin el azar de la improvisación...Es la búsqueda del equilibrio.

Desde ese punto de vista, ¿No somos un poco egoistas? Buscamos algo que cubra una necesidad personal, cuando no hay nada tan común a dos personas como es el amor. No hay nada que se pueda compartir más que tu amor y, sin embargo, el amor es la cobertura de una necesidad personal. ¿No es fascinante?

El amor es una balanza en constante equilibrio. Según lo que yo llamo la Ley de la Compensación, algo a lo que le dediqué anoche un artículo, justo el que teneís debajo, todo lo que se pierde por un lado con el amor, se gana por el otro. ¿No habeís escuchado eso de que en el amor hay que ceder, hay que ser flexible?

No sólo me refiero a la flexibilidad cuando aplico a este concepto la Ley de la Compensación. Explicado de forma sencilla: No hay nada más bonito, ni a la vez más terrible que el amor. El amor es un sentimiento capáz de elevarte a los altares del paraiso y capáz de hundirte bajo las piedras rojizas del infierno.

Seremos más concretos. Vamos a analizar de forma sistemática los aspectos positivos que te proporciona una relación de pareja y los aspectos negativos que te suponen. Esto hablado desde mi experiencia personal, sin ánimo de ser dogmático y partiendo de la idea de que el amor esencialmente no existe en el s. XXI. No creo en el amor, pero creo en la química de las personas, personas que conecten de forma especial, excepcional y que hagan posible el verdadero amor, no un estado de necesidad, que es lo que biológicamente es.

Aspectos positivos de tener novia:

- Cubren tu biológico estado de necesidad, te estabiliza emocionalmente.

- No necesitas salir a buscar fuera, porque ya lo tienes dentro (hablamos de sexo). Es, además, una forma de controlar tus instintos, una prueba de fuego a tu fidelidad.

- Tener novia te orienta a pensar en común, te hace abandonar tu pensamiento egoista: Pasar de lo unidireccional a lo bidireccional.

- Tu novia, si realmente es tu novia, si realmente hay química, se convierte en tu mejor amiga. Puedes contar con ella para lo que quieras. Resulta divertido hacer planes con tu novia si realmente existe esa conexión, le dota a tu vida de una variedad de actividades que no podrías realizar, o realizarías de una forma totalmente diferente con tus amigos.

- Tu novia puede aportarte conocer gente nueva. No es cierto eso de que sus amigos o amigas son tu peor enemigo. Si eres un tío con don de gentes, esto no tiene por qué suceder. De tí depende.

- Si decides algún día, no cuando uno de los dos lo marque, ni induza a forzarlo, simplemente cuando sea el momento, cuando surja, el hecho de tener un proyecto común, la lucha codo a codo por conseguirlo, es toda una aventura que merece la pena vivir.

- El enamoramiento hace que te inhibas de problemas externos a la pareja o que minimices su efecto. El amor es un dulce estado de agilipollamiento.

- Según mi experiencia, nadie puede ni debe cambiar a nadie. Las personas no cambian. Lo he podido comprobar, quién tiene una psicopatía en grado ligero, va a tener esa jodida psicopatía toda su vida y quién padece rasgos narcisistas de bipolaridad, lo va a padecer toda su vida. Mi error en mi vida amorosa ha sido tratar de paliar, de modificar esos patrones de conducta. Las personas no cambian, pero puedes moldearlas, puedes enseñarlas.Hay casos de tíos muy violentos o con problemas de drogas que han abandonado la mala senda para redirigirse al camino recto gracias a sus parejas, aunque esto, desgraciadamente, no suele ser lo corriente.

- Tú pareja te hace permanecer en estado de alerta. Si realmente quieres cuidar la relación, te esforzarás para conseguirlo. Yo pongo siempre el ejemplo de una planta. El amor es una planta que has de regar todos los días para que se mantenga fresca (mucha mejor metáfora que la del examen permanente, ¿verdad?

- Si llegas al final de tu camino en la vida cogido de la mano de la mujer a la que has querido toda tu vida, nunca sentirás soledad al final de ese tunel. Terminarás tus días con la persona con la que decidiste estar y no hay nada que se pueda equiparar a ello durante la vejez.

- El amor es lo más bonito que te puede suceder. Si hubo un momento especialmente hermoso en tu vida, probablemente ese momento estuviera relacionado con tu pareja, la que tengas en ese momento o la que tuvieras en su día. El amor es aquello que te hace alcanzar los altares del paraiso, como decía con anterioridad.

- Cuando estás enamorado, las dos personas se funden en una. Si realmente estás colado, lo que le acontece a tu pareja, te repercute de la misma manera que si te estuviera sucediendo a tí tanto para bien, como para mal.

Aspectos negativos de tener novia:

- Con novia, se acaba lo de ir de "flor en flor". Si te la echas, se supone que es porque renuncias voluntariamente a ello, pero...¡Joder, lo bien que lo pasabas! jeje.

- Tienes menos tiempo libre para realizar otro tipo de actividades o, símplemente, de estar con tus amigotes.
Aclaración: Eso no supone la ruptura total y absoluta con tus amistades. Esta aclaración es importante, porque la mayoría de la gente, marcados por esa egoista necesidad vital de tener una pareja, parece que la olvidan.

- Siempre que he tenido novia he tenido la sensación de tener que estar constantemente demostrando algo sin necesidad de que la otra persona demuestre, de igual modo, lo mismo. Mis relaciones de pareja han sido un permanente examen en el que he ido sumando puntos negativos, pequeños puntos negativos hasta suspenderlo. No es justo que la otra persona esté exenta de ese examen. La diferencia es que, pese a que queremos igualdad, este es el único poder (por desgracia, no lo niego) que tienen y...¡Vaya que si lo ejercen!
El problema es que se parte de un desequilibrio esencial. El hombre es el eterno aspirante y ellas no. El hombre es el que corteja y ellas, las que deciden.

- Es dificil tener novia sin más. Para nosotros una novia, es eso, una novia. Para ellas no es sólo un novio, acaso sólo al principio. Para ellas, es un proyecto.
Desde ese punto de vista, ¿Sabeís las posibles repercusiones de decirle a tu pareja que no estás dispuesto a dejar de vivir con tus padres o que no te planteas el tener hijos? Yo sí, la consecuencia inmediata es suspender el examen. Y es duro, porque ante tal dilema yo siempre escojo la sinceridad que siempre sale mal parada en el combate sinceridad versus mentira piadosa (o mentira de mantenimiento, como a mi me gusta llamarla).

- Tener una novia que esté en la treintena o cerca, es un cuchillo. El reloj biológico domina su obsesión permanente. Ellas quieren tus soldaditos y tú, no siempre estás dispuesto a dárselos.

- Desde esa óptica, hay mujeres cuya relación se convierte en una carrera loca por amarrar todos esos objetivos, todas esas obsesiones que ellas tienen en la cabeza y que nosotros no tenemos. Y el problema es, el ya mencionado, percibir la relación demasiado pronto como un proyecto. Los proyectos estrictamente planificados, salen bien en las empresas, no en la vida, no en algo tan irracional como es el amor.

- Tener novia te hace perder parte de tu personalidad. Está demostrado científicamente que el cerebro segrega una serie de sustancias que inhiben la parte racional. Uno de los dos hemisferios cobra mayor protagonismo y además, hay síntomas fisiológicos que lo denotan (ojos brillantes, sonrisa estúpida, idealización de la chica en cuestión....).

- En algún momento de la relación, se ha de convivir y eso, en muchos casos, es el fin de la misma. Esto sucede probablemente porque la gente se precipita y cree conocer a una desconocida mejor de lo que realmente la conoce. De hecho, yo siempre he comparado a las mujeres que he tenido como el Dr. Jekyll y Mr Hyde. Quiero decir con esto que no acabas de conocer a una persona hasta que no convives con ella. Al principio todo es maravilloso, pero está demostrado que ese estado de pasión tiene una batería aproximada de tres a cinco años.

- Tener novia hace que el macho, normalmente, se acomode, se apachorre y se deje. Ello hace que puedas caer en una serie de hábitos rutinarios que acaben por agotar la vida util de la pareja. Nos ha pasado a todos: Una vez que tienes a la chica, no luchas por ella y eso es un gran error, porque recuerda que estás en un examen permanente.

- Tener hijos con tu pareja supone ponerte unos grilletes, unas esposas y coartar tu libertad, tu bien más preciado. Por eso digo, que tu pareja debe pensar fírmemente igual que tú en ese sentido. Sólo si los dos se lo proponen, pueden buscar espacios y tiempos para ellos mismos, para regar la planta del amor y no marchitarla.

- Tener pareja hace que tengas que enfrentarte a conflictos del tipo: Comprar o no un piso juntos, compartir gastos, tener propiedades o negocios en común. Sólo la comunicación en la línea anteriormente descrita evita esos conflictos. Yo añado también la necesidad de la prevención de dichos problemas.

- En una relación de pareja de hacen palpables las diferencias naturales entre hombres y mujeres. Su lenguaje no es nuestro lenguaje y como quiera que su ritmo hormonal va a mayores revoluciones que el nuestro, estamos obligados a interpretarlas en todo momento y eso, para los homínidos es realmente complejo, somos pésimos interpretando la información y mucho más intuyendo. El problema es que las mujeres dan por hecho que poseemos esa capacidad, lo cual es suponer mucho.

- El desengaño amoroso es el peor dolor que puede sentir un ser humano. Hasta hace poco, no se sabía nada de sus repercusiones a nivel neurocientífico, hoy sabemos que ese dolor es similar al de la muerte de un familiar. Efectivamente, el fin del amor es aquello que te hunde en los infiernos.


Al final, vemos que el amor es una balanza. Si contamos los aspectos tanto positivos, como negativos, vemos que el número es semejante. Me salen más aspectos negativos, pero el peso de los dos primeros aspectos positivos de la lista tienen una masa que, como en las balanzas antigüas mantienen el equilibrio (puede haber cinco pesas de un kilo en un platillo y tan sólo una de cinco kilos en el otro que, finalmente, la balanza se equilibrará).

Por tanto, mi consejo es bien sencillo: El amor es una balanza. Si lo tienes, cuídalo, disfrútalo. Si por el contrario, no lo tienes, disfruta de tu soledad, eres tú el responsable de cubrir tu tiempo con actividades que te llenen y que, todas ellas, solivienten el vacío existencial de no tener pareja. El amor es un estado de necesidad, como tal no existe. El amor es supervivencia, el amor es delegar en otra persona responsabilidades. El amor es, incluso mal enfocado, buscar a un escuchador, a alguien que te cubra tus carencias...Llevado al extremo, eso es el amor.

El amor, al final, es ceder, esperar que alguien cubra tus necesidades. Es dejar que otros lo hagan por tí. Pero si estás sólo, te ves obligado a cubrirlas tu sólo y eso te hace crecer. El amor te llena automáticamente, pero sin amor, eres tú el que debes llenarte de esperanzas y lo conseguirás. Cuando lo consigues, no hay nada igual en el mundo.

El amor es una balanza. No sirve de nada compadecerse de que no lo tenemos, no vale de nada envidiar al que está soltero cuando has convertido tu relación en un proyecto del que te has cansado.

El amor tiene su parte blanca y su parte negra. El peso de un ventrículo y del otro es equiparable, porque el amor....Es una balanza.







martes, 14 de agosto de 2012

UNA MANERA DE VIVIR: LA LEY DE LA COMPENSACIÓN.

Continuamos con esta serie de artículos veraniegos en el gato nocturno. En esta ocasión voy a hablaros de lo que yo llamo "La Ley de la Compensación". Esta es una manera de vivir, de tomárse las cosas y que, desde luego, estoy muy orgulloso de haber adoptado para mí. Os contaré como empezó todo:

Recuerdo que hace unos años, tendría yo unos veinte o veintiuno, estaba trabajando de mensajero en un edificio de oficinas. Mi jefe me había descontado el sueldo de los días que había ido a examinarme del carné de conducir (que, por desgracia, fueron unos cuantos) y yo estaba que echaba chispas. Hablándolo con uno de los mejores amigos que he tenido en esta vida, probablemente una de las personas de las que más he aprendido, Ángel, que era Vigilante de Seguridad, me hizo el siguiente planteamiento: Mi objetivo era conseguir el carné de conducir y lo hice, me costó cuatro veces, pero lo hice. Él me hizo entender que podemos percibir lo que en apariencia constituía un gasto o una pérdida de dinero (el hecho de que mi jefe me estuviera descontando dinero) en una inversión. Es decir, que probablemente habría personas que hubieran conseguido el objetivo en tan sólo una convocatoria de examen y yo necesitara más de una, con los gastos que suponía, incluyendo los descuentos en las nóminas correspondientes. Él me hizo ver que ese todo, esa aparente pérdida de dinero había tenido como resultado, no obstante, cumplir el objetivo de ese momento, que era conseguir el carné de conducir.

A partir de ese momento, aprendí una de las mayores lecciones de la vida: Aprender a percibir toda pérdida de dinero, tiempo y esfuerzo en una inversión; lo que yo he llamado la Ley de la Compensación porque, al fin y al cabo, lo que se puede perder de un lado, se puede ganar del otro. Esto no es, ni más ni menos, que tratar de ver el lado positivo de las cosas y es uno de los rasgos más optimistas de mi personalidad y de lo cual me siento muy contento.

Os pondré algunos ejemplos para que entendaís mejor esta teoría:

Siempre que salgo de marcha los fines de semana suelo coger un taxi de vuelta. A la hora a la que suelo regresar, tengo a mi disposición el transporte público, pero suelo estar cansado, muerto de sueño y, alguna vez, borracho perdido, por lo cual considero que el gasto que supone el taxi, es una ganancia de tiempo (cuanto antes llegue a casa, antes dormiré), en seguridad y en comodidad.

Cuando he suspendido un examen, afortunadamente rara vez, me ha jodido bastante, pero he aprendido a percibirlo como un toque de atención, como una forma de reflexionar de los propios errores y un punto de partida para aprobar la próxima vez, es decir, una base sobre la que reconstruir el edificio. No ha sido habitual, gracias a Dios, el volver a repetir ese examen y sacar peor nota, todo lo contrario.

Cuando he realizado un gasto desmesurado o me he permitido un lujo aparentemente innecesario, he percibido el hecho de conseguir un dinero aparte o imprevisto como una forma de justificar ese gasto. Es incluso, a veces conveniente, pensar que ese dinero te ha caído del cielo para pagar total o parcialmente ese gasto que, no siempre te ha hecho felíz.

Recuerdo una vez que mi amigo Rubén y yo fuimos a una de las discotecas más caras de Madrid y pensábamos que el Director de la sala, con quién mi amigo tenía una cierta amistad, nos iba a sacar gratis la botella que nos habíamos tapiñado junto a unas mozas en el reservado. Mi amigo habló con él y no pareció estar por la labor de invitarnos aquel fin de semana. Rubén me pidió que la pagara yo, que no tenía tarjeta ese día, y así lo hice. Nunca me devolvió su parte, pero como quiera que él me había invitado muchas otras veces, lógicamente, apliqué la Ley de la Compensación, pese a los 125 pavos.

Incluso, poniéndonos borricos, si hemos tenido un rollete o una relación sexual con una tía que nos parecía la monda y de la cual nos habíamos pillado o habíamos tenido un cierto interés en conocer más de cara a una posible relación seria, pero la tía ha pasado de nosotros y se ha quedado sólo en eso, en un rollete o en un polvo, pues chico...Nunca el tiempo perdido, eso que te llevas (y que se lleva ella), aunque para ello te hayas pasado dos horas maqueándote en el servicio, invitándola a copas, currándotelo para parecer interesante...Tal vez el objetivo de salir con esa chica no se haya cumplido, pero te las has comido! Algo es algo, otro pagan por tener sexo, tú no.

Otros ejemplos: ¿Qué la factura del movil ha sido muy elevada porque has tenido que hacer llamadas desde el extranjero, dónde has pasado parte de tus vacaciones? No pasa nada, has escuchado la voz de tus seres queridos, los has sentido más cerca y además, has ganado tres partidas en el "Apalabrados".

Tras lo expuesto, es fácil concluir que la llamada Ley de Compensación es sólo apta para personas capaces de tener diferentes puntos de vista. Parece dificil que una persona acostumbrada a medir su vida únicamente en fines y no en procesos pueda estar de acuerdo conmigo en mi teoría. Ni siquiera una persona materialista o, sencillamente, una familia con dificultades económicas, puesto que cada gasto es clave en el devenir del día a día y, aunque pueda parecer muy bonito el pegarse una cena con la familia en un restaurante de lujo, si ello supone estar a la quinta pregunta el resto del mes, parece que ya no es tan fructífera.

Es una manera de vivir que a mí me ha funcionado, que sigo poniendo en práctica y que además es pedagógica porque, en conclusión, nos enseña a:

- Disfrutar del proceso, no tanto del fin.
- Minimizar el impacto material en cuanto a dinero, esfuerzo o trabajo.
- Hacer justicia.
- Aprender a autosuperarse.
- Ver el lado positivo de las cosas.

¿Interesante? ¡Ponlo en práctica!



 

lunes, 13 de agosto de 2012

LOS PIJOS

El diccionario de la R.A.E define el término "pijo" como: "Dicho de una persona que en su vestuario, modales, lenguaje, etc., manifiesta gustos propios de una clase social acomodada".

Sin embargo, el término "pijo" es utilizado en el habla coloquial con una asiduidad tal que, al final, hemos extrapolado el vocablo a todo aquel que, por decirlo así, tiene pasta y que además se le nota, no siempre a la legua, pero se le nota.

En fin, que en este artículo, definitivamente, vamos a hablar de los pijos. Y he querido escribir sobre ello porque mi relación con los pijos ha sido o es, cuanto menos, truculenta, minimalista, pero truculenta. El misterio queda en saber si es cosa mía o cosa de ellos, yo creo que es, sencillamente, una cuestión no sólo de clase social, tal como nos definía antes nuestro querido diccionario, también de contexto, de educación funcional.

Empezaba diciendo hace un momento que hoy en día, en especial la gente joven, niños o adolescentes de manera singular, llaman "pijo" o "pija" generalmente para ofender o hablar despectivamente de alguien. Resulta sorprendente como la palabrita de marras maravilla cuando se trata de, precisamente eso, joder a alguien y por joder, se emplea de forma, a veces, exagerada. Para muestra, un botón: Recuerdo que una de mis alumnas de una de las clases que tuve, hablando de otra de las niñas del grupo, decía de ella que es que era una pija. Me hizo gracia porque lo estaba diciendo una niña de un colegio público de una barriada de clase baja (a lo sumo medio-baja) al sur de la gran ciudad, el barrio con mayor índice de desempleo, inmigración, de menor renta...Me hizo gracia, sencillamente.

De forma generalizada nosotros entendemos que los pijos son algo parecido a lo que aparece en esta foto cuyos retratados, espero, no estén leyendo este artículo, puesto que dichas fotos fueron recibidas a través de e mail en mi ordenador hace ya unos años bajo el título "Los Borjamaris de Pachá" y realmente no tengo el gusto de conocer a los susodichos pijos.

 








 
Como una imagen vale más que mil palabras, es esto es lo que entendemos por un pijo, niño de papá, borjamari o como lo queramos llamar. Es decir, características generales de los típicos pijos serían: Hijos de una familia de clase alta o medio alta, padre (y a veces también madre) con puestazo, normalmente empresario, médico, abogado, ingeniero y demás (no creo que yo, pese a que me gustaría, llegue a ser pijo en mi vida), aspecto físico e indumentaria atemporal en plan camisa, pantalones de pinzas, zapatos, filetazo, careto afilado con rasgos que indican superioridad...Lenguaje remilgado (famosas son las muletillas "osea"), estudios superiores (normalmente los mismos que el padre) y un largo, largo etcétera.

Otras características de los pijos que podrían enumerarse serían las siguientes:

- Normalmete de ideología política de derechas, e incluso, de ultra-derecha:

Este rasgo parece ir al alza en tiempos de crisis económica, con un arduo afán por parte del partido pijo por excelencia en España, el Partido Popular, de terminar con la clase social media en el país, al estilo, poco más o menos, de lo que tenemos en Grecia: Gente muy rica y gente muy pobre.

La explicación es muy sencilla y muy clara. En un sistema capitalista en donde lo que importan son los dividendos y no las personas, una maquinaria engrasada por las multinacionales y cuyos directivos (aunque no necesariamente de las multinacionales, pudieramos referirnos a cualquier otro puestazo) son los lacayos de perpetuar ese sistema, no ya sólo económico, si no también social, con el beneplácito de bancos y gobiernos. A estas personas adineradas, máximo exponente de la mayor enfermedad que presenta nuestro actual mundo: El egoismo, les interesa mantener su estatus llevando a su vida su política de empresa, su política de dividendos versus personas.

Traducido: Cuando hables con un pijo de política, vas a enfrentarte a un pepero de libro que tratará de magnificar la excelencia de una vida cuya felicidad máxima se halla,precisamente en eso, en los dividendos y no en las personas. Te sacará de quicio y además discutirá contigo convencido de lo que dice, porque otro de los rasgos de estas personas es que...

- Son ambiciosos, nunca pierden: Son personas cuya ambición se basa en lo material. Su cargo directivo o, en el caso de sus hijos, su condición de hijo de...se edifica en torno a la idea de llevar fuera del despacho su cargo a la propia vida, lo cual les podría llevar a problemas en la mezcla con la plebe, si no fuera porque ellos pertenecen a la...

- Clase VIP: Hoy en discotecas, restaurantes, teatros, estadios deportivos, eventos e incluso insituciones públicas, hay lugares especialmente reservados para las personas de alta alcurnia, para los pijos. Muchos lo ven como negocio, yo lo veo como una forma de engordar las diferencias sociales entre personas, aunque esto no es nada si partimos de la idea de que vivimos en un país con Rey (y sus privilegios) y con muchos altos cargos en la Cámara de Gobierno (y sus privilegios).

Retomando lo anterior, cuando el pijo tiene un problema en un lugar más o menos público, puede ser un aeropuerto, una tienda de un centro comercial o sea donde sea, el primero que va a montar el pollo es él, lo va a hacer muy finamente, pero el pollo lo va a montar, muy despectivamente y llevando sus galones de mando desde la oficina (o su condición de hijo de...), desde el despacho hasta ese lugar...

- Vida de lujo: Como son personas de clase VIP, no se mezclan con la plebe, por tanto, tienen sus propios barrios, sus propias urbanizaciones con piscina, sus propios coches (cochazos), sus propios deportes (golf, padel, etc.), sus propios vecinos (semejantes en condición), sus propios bancos, sus propios centros comerciales o tiendas, sus propias criadas (asistentas, que queda mejor). Esa vida de lujo ha llevado, en el mayor de los casos, a grandes fraudes financieros. Los pijos son los padres de la economía sumergida, no tanto el fontanero de turno que te hace la chapucilla, que también.

- Buena educación: Si bien su inteligencia social está bajo mínimos cuando se trata de relacionarse con alguien que no sea de su propia estirpe, son personas con estudios y, chico, no siempre es así, hay mucho pijo gilipollas, pero la mayoría suelen ser educados o, al menos, utilizan un registro elaborado. En ese sentido, es de agradecer que los pijos mantengan todavía un uso, más o menos, correcto del lenguaje (aunque cuando intentan hacerse los enrollados, son patéticos), cosa que creo francamente que se ha perdido en la clase media, no digamos ya en la clase social baja.

Sus conversaciones suelen ser, lo que yo llamo, conversaciones de neutros, es decir, o bien conversaciones en torno a los negocios, el trabajo, los estudios o bien de trivialidades, aunque últimamente se aboga mucho por temas políticos. Hay temas que, incluso, son tabues para ellos. Precisamente por ello...

- Los pijos se relacionan sólo con los pijos: Y esta es la gran verdad. Los pijos con los pijos. Ellos mismos, la sociedad misma, hace que los pijos puedan vivir al margen de la plebe, pero es que ellos, cuando están en esos lugares, más o menos públicos, son los primeros que se buscan entre ellos ,como los borjamaris de Pachá. Es muy dificil entablar una amistad con un pijo si no eres pijo, es muy dificil enrollarte con una pija, si no eres pijo y, mucho más, es muy dificil tener una relación de pareja con una pija, máxime si en algún momento te sale tu deje de barrio o tocas alguno de sus temas tabues.

Anotación: Curiosamente no es tan dificil tener sexo con una pija.

- Los pijos tienen su vida diseñada: Eso es, los pijos siempre tienen un proyecto. La vida, para ellos, está totalmente marcada por metas y objetivos. Cuando a un pijo se le rompen los esquemas, no sabe reaccionar. Un pijo intentará por todos los medios que se lo resuelva papá y, si eso falla, engañará a papá y buscará una alternativa (de pago o no) y si esto también falla, se sentirá perdido...

- Los padres de los niños pijos suelen ser muy sobreprotectores o muy estrictos: Como la vida pija está prediseñada, ellos siguen pensando que un buen empleo pasa por tener muchos estudios. Y sí, otra cosa buena de los pijos es que suelen ser mucho mejores estudiantes que los plebeyos. No consiste tanto en que el colegio trilingüe de La Moraleja sea mejor que cualquier público, pasa lo mismo que con la sanidad, suele ser al contrario, pero aquello a lo único a lo que se puede apelar en un sistema educativo anacrónico como es el nuestro, que es al esfuerzo, es a lo que recurre el niño que tiene bien inculcado que los estudios son la llave para ser como su padre y tener un buen puesto (aunque en el mundo pijo es bien sabido que se lleva mucho lo de ser un enchufado de papá). Si esto no se cumple, los padres ya se encargan de poner los medios (academias, profesores particulares...) para que no fracasen en lo cognitivo, que probablemente si en lo social y lo emocional cuando se tiene unos padres muy estrictos o, por el contrario, muy sobreprotectores.

Y es que, si seguís mi blog, ya sabeís que en el equilibrio está el secreto de una buena educación.

- Los problemas de los pijos son los mismos que los de los plebeyos: Salvo en lo económico, que ya es una gran diferencia, puesto que el dinero es el motor y la vía de acceso a la mayoría de las cosas, los pijos no son más felices y hay estudios científicos que asi lo demuestran (no sobre los pijos, pero sí sobre el dinero como factor de la felicidad humana).

Los problemas de los pijos vienen derivados de su falta de inteligencia social y emocional en muchos de los casos. Los pijos, igual que decía el título de aquella serie ("Los Ricos también Lloran"), sufren de soledad, sufren de desamor, sufren de estrés (la reina de las enfermedades),tienen problemas familiares, son drogadictos...


Bien, hasta aquí algunas de las características generales y específicas de los pijos.

Pero quiero llamar la atención ahora sobre lo que para mí es un pijo: Mi concepto de pijo no es ni tan extenso como el que la gente utiliza en ocaciones, ni tan restringido como el de un hijo de millonario.

Para mí no se puede ser pijo si no se tiene un papi con pasta, ahora bien, no siempre ha de ser rico, no siempre tiene porque ser de clase alta, puede ser, incluso, hasta de clase media.

Y es que, lejos de la lucha de clases sociales, apartándonos de esa primera definición del diccionario de la Real Academia, entiendo que un pijo, siendo este un adjetivo calificativo despectivo, siempre se va a avergonzar de ser pijo. Es dificil de explicar, es como negar que se es votante del Partido Popular o negar que ves los programas del corazón, cuando todo el mundo sabe que una mayoría vota al pajarito o se ve el "Salvame Deluxe", es esa especie de mentirijilla piadosa (que mira tú la puta gracia con la mentirijilla....).

Hay muchos pijos que niegan serlo. Existe una gran masa de pijos que, alejados de los estereotipos de filetazo y camisa Ralph Lauren, niegan ser de la estirpe y, probablemente, no sean "pijos puros", quizás sean mestizaje, lo cierto es que cumplen todas (o casi todas) las características anteriormente mencionadas en mayor o en menor medida. Son, si se prefiere llamarlos asi, como "neo pijos", "nuevos ricos" o, finalmente, como a mí me gusta llamarlos, "pijos pobres".

A estos, si bien es más dificil pillarles por las pintas, se les pilla tan sólo con conocerles un poquito. De ahí, que haya pijos con pintas de perroflauta y cuyo padre es directivo de la Mercedes (sí, los de los coches), pijos que no sean peperos, si no sociatas o que vayan de progres por la vida (cosa que no me parece mal, aunque contradictorio en el fondo y la forma), pijos que pretenden ir de guay para mezclarse con la plebe y que, en la mayoría de las ocasiones, acaban delatándose con los suyos (no salgaís nunca de fiesta con un pijo, por favor, a no ser que lo hagaís únicamente como experiemento sociológico).

Esos son los pijos más patéticos porque, en el fondo, tienen la tara social, emocional e incluso, a veces, la cognitiva. Por cierto, estos pijos pobres no sé que tendrán que son los primeros en ser unos agarraos!!! (eso no ocurre en el bar de tapas de los colegas del barrio).

Tengo serias dificultades para relacionarme con ellos pero, y en honor a la verdad, pienso que los pijos tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Es cierto que, sobre el papel y tras lo leído, pudiera dar la impresión de que no me molan un cacho y es cierto; hubo una época de mi vida en la que no podía ni verlos y sí, sí es cierto que no cuajo con ellos, por A o por B, pero no cuajo. Sin embargo hay que saber ensalzar sus cosas buenas y decir que hay pijos maravillosos, hay gente que no es clasista, que no tiene planificada su vida, que no tiene que forzar para relacionarse con nosotros, los de a pie. Serán redichos, su lenguaje será el de oficinistas tontos, pero prefiero en ese sentido a alguien educado que a un maki del tres al cuarto con quien no se pueda cruzar dos palabras ni tener una conversación mínimamente inteligente. Al César, lo que es del César...

Tengo algún que otro amigo pijin y, lejos de avergonzarme, he de decir que son excelentes personas. No obstante, he tenido una novia pija (de esas que yo os decía que lo negaba y trataba de ir patéticamente de guay con la plebe) y no funcionó (game over). Al final, como vemos, es algo que va en la persona, no va en la condición social si bien la sociedad, el contexto en el que cada uno de nosotros nos movemos genera dentro del micro, el meso y el macro espacio una educación funcional que forja personalidades semejantes al arquetipo de pijo cuyo lienzo aquí hemos pintado con las palabras.