Poeta como tú: "Desintoxicación"
DESINTOXICACIÓN
"Llega la Navidad.
Es tiempo de paz, antes de la guerra.
Tiempos felices, felicidad que se compra.
Es Navidad.
Para mí es tiempo de descansar;
no lo haré en las tierras remotas de un catálogo.
Quizás salga del círculo vicioso y me dé una vuelta enderredor.
Estoy al borde de una sobredosis de envidias de mujeres
de palabras vacías.
Débil de soportar el griterío de una muchedumbre mentalmente enajenada,
de aguantar los golpes de la descarada y desvergonzada ignorancia
que no pasa de moda en las barriadas suburbiales, sostenidas por papitos
que se pasean enjoyados con la gorra atravesada y los pantalones cagados.
Ando ciego ya de envidias, de niñerías de gente con el pelo de estropajo,
de inglesas sin vocales, de sabelotodos, de psicótica mansedumbre
que copia y obedece, de liberales que censuran, de ser el tuerto
en el país de los ciegos.
Y cuando estoy a punto de convulsionar y echar espuma por la boca,
escapo...
Escapo, demabulo cojeando, cegado por la luz, temblando de frío.
Comienza mi periodo de desintoxicación...
Pasan los días, retumba y repiquetea mi cabeza.
Despierto inquieto por la mañana, me derrumbo en la almohada,
tal como si me hubieran dado la paliza de mi vida,
comenzando la resurrección, empezando una nueva vida,
gastando la anterior, hasta que llegue el día que caduquen.
Un fantasma del pasado ronda por mi cabeza estos días,
cuando se cumple un año que apareció como aparecen en mi vida,
como eclipses, al principio bonitos, después relucientes, al final
cegadores. Se mezcla la melancolía con la indiferencia...
Aparece en abastracto un oscuro deseo, desaparece de repente.
Reluce en mi mente un chispazo de incertidumbre, es un día señalado.
Como una pequeña dosis, como un pequeño homenaje, consumo.
Como una pequeña dosis, como un pequeño homenaje, consumo.
La cantidad no me satisface, no necesito más de ella, nunca más.
Lo malo de todo esto es tener la seguridad
de saber que cuando estés limpio, volverás a recaer.
Te hará recaer la necesidad, la necesidad de un trabajo,
la necesidad de una mujer que te amargue, la necesidad
de gente que te traicione y que te falle...No importará.
No importará el seguir metido en el hoyo, ya sabes sobrevivir.
Importa cavar la salida, importa mancharte ahora las manos
en la carbonera, mientras piensas que pronto serás libre
de tus adicciones, de tu espiral sin sentido, como un cubo
de Rubi estropeado y que tratas de resolver, una y otra vez,
una tras otra.
Para mí es tiempo de descansar.
Quizás salga del círculo vicioso y me dé una vuelta enderredor."
Portada de la novela gráfica "La Ciudad", de Frans Masereel.
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