martes, 4 de diciembre de 2012

Poeta como tú: "La indiferencia".



LA INDIFERENCIA



"Llueve a raudales en la gran ciudad.
Todos se resguardan desesperados.
Todos los taxis han quedado
ocupados.
Meto las manos en mi abrigo
y me voy
sin, ni siquiera, mirar hacia adelante.

Al menos cinco mujeres me desechan
a diario
y no me importa,
porque sé que las puedo conseguir
por otro lado,
aunque tenga que bajar al fango
a buscarlas,
cruzar la jodida sudamérica y parar
en esas islas minúsculas
que me importan un bledo.

Las opciones eran dedos de una mano
alzada,
que se van cerrando poco a poco.
Siempre queda recambio para una mentirosa,
tan fácil como sustituirla por otra mujer
a quién le intereses hoy
y quizás mañana,
que no pasado.

Mi indiferencia quedó en el cruce siguiente,
en la calle que baja
y que hace curva.
Eres sólo un fantasma
sin sábana.
Alguien que apareció
para hacer payasadas.
Alguien se rió
y después te fuiste
avergonzada
y convencida
de tu historia,
la historia
de otra loca.

Me invade la indiferencia

cuando pienso
en que esa otra existió
y no está muerta,
aunque lo parezca,
aunque mi memoria
la haya asesinado.

Y mi indiferencia se quedó
en la cama el día de los difuntos,
el día que la ducha
escupía reproches.

Y es que me he enamorado
de mi mismo.
Admiro mi capacidad
camaleónica para cambiar
de color, según mande
el olvido.

Así que teja a teja,
gravilla que cae,
así construyo mi tejado
en dónde resguardarme
de la lluvia que cesa
y ha arrastrado
a las alcantarillas
miles de lágrimas
viejas
y ha dejado una pieza
de la casa que debo
construir
en la que me veo sólo
frente a una chimenea
en batín, fumando en pipa
y acariciando al perro.

Y hasta entonces

vuelvo a ser una fuerza
de la naturaleza, un vendaval
cuya presencia a nadie
deja indiferente,
a nadie le resbala.

Y es que la indiferencia
hacia tu trabajo,
hacia la gente
que opina,
se exalta
o se duerme.
La indifencia
hacia la que dice
que te quiere,
porque sabes
que, o es para un rato,
o miente.
La indiferencia
ante la gente
de la que dependes
para echar un puto trago
y escapar...
es un camino nuevo para mí.

La indiferencia abre un camino
hacia la esperanza
porque la indiferencia
suscita el interés
de aquellos a los que ignoras
y eso hace que dejes de ignorarlos,
aunque sea por un momento,
aunque sea sólo por saber
qué coño les pasa.

Y según se fueron,
volvieron.
Y según volvieron,
se fueron, al ver
que yo ya no estaba..."


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