domingo, 19 de agosto de 2012

LA SINCERIDAD

No existe nadie absolutamente sincero 100%. Los estudios demuestran que cerca del 80% del tiempo que dedicamos a hablar con la gente es para ayudar, tratar de mediar o manipular a los otros. De igual modo, en el proceso comunicativo, se da la mentira social, que consiste en suavizar tus opiniones, dar la razón al otro o hacer como que escuchamos, cuando realmente sólo nos quedamos con un mensaje muy básico de todos los detalles que nos cuentan (en ese sentido es muy interesante aprender alguna técnica de comunicación no verbal para "saber" si nos están escuchando o no).

Fuera de eso, existen personas más o menos sinceras. Yo me considero una persona totalmente sincera. De hecho, fuera de lo convencional, más o menos lo que acabo de comentar en el primer párrafo, y fuera de la mentirijilla, se podría decir que yo nunca miento, a lo sumo, exagero.

Este es uno de los rasgos más marcados de mi personalidad, soy sincero, pero lejos de lo que piensa la mayoría de la gente, para mí no está tan claro que la sinceridad sea algo positivo. Objetivamente, me queda la duda de si es una virtud o un defecto, subjetivamente lo tengo claro: Es un defecto.

Para mí, la sinceridad es un defecto y lo es porque la verdad escuece y, en nombre de la verdad, he perdido muchas cosas en esta vida: Trabajos, mujeres, amigos...

Partimos de que ni el concepto de sinceridad nos queda muy claro, como tampoco nos queda muy claro el concepto de "verdad".

Para muchos, la sinceridad es ir por la vida con una coraza aparentemente de hierro, cuando, en realidad, es de hojalata. Se trata de una actitud ofensiva-defensiva ante la vida. Es ofensiva porque se da en personas que siempre están a la defensiva y cuyo modo de protegerse, no se sabe muy bien de qué ni de quién (probablemente sólo de sus miedos) adopta una ridícula posición de ataque para evitar la posible agresión.
Son personas cuya "sinceridad" les conduce a no ser hábiles socialmente, personas que transmiten agresividad, miedo y que, al final, evitan la confrontación, pero también cualquier tipo de contacto, aunque sea para bien, con esos sinceros ofensivos-defensivos, quienes bajo el lema de "me la suda la gente" se quedan solos cada vez más y más.

Por otro lado, la verdad es algo abstracto puesto que si ya sabemos que las verdades absolutas no existen, mucho menos las relativas. Es decir, lo que para mí es una realidad, para otra persona puede no serlo, porque la verdad es siempre subjetiva.
Ahora bien, la verdad es muy democrática y si una persona no es capáz de ver que está en un error cuando todo el mundo le está quitando la razón, le está diciendo que se está equivocando y sigue convencido de que esa es su verdad, entonces es que tiene un problema en el cerebro, porque "no hay más ciego que el que no quiere ver" o no sabe que "tres cabezas piensan más que una"....aplíquese el refran o dicho popular que se prefiera.

Recuerdo un capítulo de Los Simpson, mi serie favorita, en la que Marge se pone a trabajar como vendedora de casas en la agencia inmobiliaria de Lionel Hutz quien, tras ver su desastrosa actitud comercial, la explica que no se puede ser tan sincera con los clientes, que siempre hay que echar alguna mentira a los posibles compradores para que, finalmente, compren la casa.

"Existe la verdad y...¡La verdad!". (Pincha en el siguiente enlace para ver el vídeo.)






¡Esta es una de las grandes verdades (y valga la redundancia) que he escuchado jamás!

Es lo que yo llamo el conflicto:


Sinceridad vs mentira piadosa


Es evidente que vivimos en un mundo que es poco propicio para decir siempre la verdad. Podremos fácilmente imaginar que si ni nuestros gobernantes son sinceros, todo lo contrario, mentirosos compulsivos...¿Cómo va a haber el más mínimo interés en edificar una sociedad sobre los cimientos de los valores humanos? Todo lo contrario, se construye sobre las mayores sartas de mentiras con una naturalidad pasmosa. ¿Cómo queremos tener entonces ciudadanos sinceros? ¡Ya ni siquiera los niños y los borrachos dicen la verdad!

Un ejemplo bien sencillo: No podemos permitirnos el lujo de sobrevivir sin mentir. Pensemos en qué haríamos cada uno de nosotros si en una entrevista de trabajo de la que depende el sustento económico propio y de nuestra familia, nuestro futuro jefe nos preguntara si nos importaría echar en alguna ocasión alguna hora extra (por supuesto, sin cobrar). ¿Qué diríamos? Conveniremos en que hay que tenerlos cuadrados para decir que no, si de ello dependiera el pan de nuestra gente.

Por norma general, considero que la sinceridad es siempre una virtud y no siempre un defecto. Si la gente fuera más sincera, todo sería mucho más fácil.

Pero como antes decía, la sinceridad es para mí un cuchillo. Mis puños suelen ser mis palabras y admito que mucha gente se ha acojonado literalmente por mi sinceridad. La sinceridad, llevada al extremo, puede ser tan perniciosa como aquellos sinceros ofensivos-defensivos de los que hablaba hace tan sólo un ratito.

En las relaciones humanas la sinceridad es una de las claves fundamentales para el éxito. Probablemente no se pueda sustentar, por ejemplo, una amistad verdadera si no parte de la sinceridad.


Respecto al amor siempre he dicho que la sinceridad es uno de los requisitos fundamentales para que una pareja funcione. Sin embargo, y sirva esto para ilustrar el por qué creo fírmemente que la sinceridad es un defecto, no siempre es bueno decir la verdad en una relación amorosa, al menos, toda la verdad. Me explico: No estoy diciendo que sea ventajoso ponerle los cuernos a tu pareja y callarte como una puta para no romper vuestra relación y que tu chica se lleve un disgusto. A lo que me estoy refiriendo es que, desgraciadamente, no se puede hacer ver a una persona , con la que deseas que la relación llegue a buen puerto, todos sus defectos porque y, aunque sean clave para el devenir de la relación, pese a que trates de hablar sobre aquello que te molesta de tu pareja, las personas no cambian. Recuerda que "el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra es el ser humano". Cada vez estoy más convencido que tratar de reparar en el taller de la relación las taras mentales tanto de unos como de otros, es perder el tiempo. Cada vez estoy más y más convencido de que cuando no hay una actitud de querer cambiar las cosas, es tontería seguir con esa persona, puesto que lo único que vas a conseguir es ir sumando, poco a poco, puntos negativos (vease mi entrada "La Balanza del Amor") hasta llegar a suspender el examen.

¿Qué hacer entonces? ¿Dejar de ser sincero? Creo que lo ideal es...Cambiar de pareja.

Esto es lo que yo he venido llamando el conflicto:


Sinceridad vs mentira de mantenimiento


Las relaciones amorosas que he tenido se han roto, precisamente, por eso, por ser demasiado sincero. Las posibles relaciones amorosas que no han fructificado, no lo han hecho por eso, por ser excesivamente sincero...

La mentira de mantenimiento es una mentira piadosa aplicada al amor. Sus fortalezas son, entre otras, que "escurren el bulto", "corren un tupido velo", te hacen ganar tiempo y, ante todo, evitar conflictos. Su principal debilidad es que no se puede emplear de manera abusiva, puesto que dejas de ser sincero para convertirte...en un mentiroso más.

Al parecer, me cuentan, (y digo "al parecer" porque nunca supe las razones), mi última ex me dejó, entre otros motivos, porque un buen día yo la dije que no quería tener hijos. Lo dije porque trabajo con niños y, probablemente ese día, viniera chinado del curro por váyase usted a saber la que me liarían, pero sobretodo lo dije convencido de que no es lo que quiero en el momento presente de mi vida, a día de hoy; finalmente, tal vez, lo dijera puesto que la pregunta no tenía sentido tan pronto cuando nuestra relación no duraba apenas ni seis meses.
Cuando ví que mi ex torcía el morro ante mi respuesta, tuve que recurrir a lo que yo denomino "mentira de mantenimiento", que consistió en matizar que depende, que ya veríamos con el tiempo, que en un futuro quizás. Lo cierto, es que el primer mensaje fue el que caló en su mente y fue eso con lo que se quedó...

En el ejemplo anterior observamos como hay numerosos sesgos: En principio una pregunta que no procedía, en segundo lugar una respuesta precipitada, en tercer lugar el dilema "Sinceridad vs mentira de mantenimiento", en cuarto lugar utilización tardía de la mentira de mantenimiento y, en quinto lugar, ni siquiera era una mentira de mantenimiento, me explico y, valga esto para todas las alocadas fans del gatonocturno que, probablemente, se mueran por tener un hijo conmigo (XD)...A día de hoy no me lo planteo y, aunque es algo que me gustaría, considero necesario que se den las condiciones necesarias para ello (tiempo, por supuesto, estabilidad, por descontado, perspectiva clara de futuro, sin duda, y, ante todo, amor incondicional).

El conflicto "sinceridad vs mentira piadosa" suele darse también muchísimo en la familia. Veanse las veces que hemos tenido que contestar "a la gallega" a nuestros padres, las veces que hemos tapado u ocultado información o las ocasiones en las que hemos eludido hablar sobre algún tema, todos ellos, lógicamente sin demasiada importancia, pero son, precisamente, las pequeñas tonterías las que generan los reproches y, especialmente, con tus padres.

Es un conflicto realmente duro. Ser sincero supone perder muchas cosas porque la verdad, como digo, escuece. Si además la verdad es subjetiva a los ojos de los otros, el pollo está servido.

Por encima de todo, es una opción de vida. Yo escogí ser sincero a pesar de todo, a pesar de lo que pueda perder, a pesar de la tormenta. Prefiero morir sincero y haber conseguido mis objetivos sin mentiras antes que ser un actor de una película que, tarde o temprano, acaba teniendo el final propio de las mentiras, un final trágico.

Sinceramente, creo que este artículo no pasará a la historia pero, al menos, es sincero.





 "...pero, nena, ¡amo tu dinero!
- ¡Ni una vez has dicho que me amabas a mí!
-¿Qué quieres un mentiroso o un amante?
- ¡No eres ni lo uno ni lo otro!"

Charles Bukowski.


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