domingo, 30 de diciembre de 2012

MIAU, MIAU (BUFANDO HASTA EL FINAL)

Oh, la, la...la vida: Miau, miau (bufando hasta el final).
 

 
Llegamos al final del año; es tiempo de hacer balance para el gato nocturno. Tiempo de mi lado más íntimo y personal...
 
Cuando llegan estas fechas, uno se pregunta si el año que ha pasado ha sido bueno o ha sido malo. La respuesta, en mi caso y, por suerte o por desgracia, nunca suele ser categórica, es decir, me resulta harto dificil poner el año en una caja, la blanca de "bueno" o la negra de "malo".
 
Resulta curioso cómo este año ha tenido dos partes bien diferenciadas, dos mitades de una misma naranja, una "buena" y otra "mala". No obstante, el año lo podríamos meter en el saco de los "buenos" si tuviéramos que hacer esto sí o sí, "bueno" o "malo".
 
Se podría decir que ha sido el año de mi resurrección. Tras un fatídico 2010 y 2011, el 2011 confirmó mis nuevos propósitos, una visión más optimista de la vida y de las personas, que son quienes, para bien o para mal, la moldean.
 
Soy uno de esos "privilegiados" que tienen trabajo (parece que hay que dar hasta las gracias por ello). En mi sector, la educación pública, la cosa se ha ido moviendo de mal en peor. No obstante y, pese a continuas bajadas de sueldo, pérdida de derechos fundamentales y un proyecto de ley absolutamente disparatado que supondrá el fin definitivo, estoy contento.
 
Estoy contento porque, a pesar de todo ello, creo que he salido bien parado: He aprendido a hacer lo que tengo que hacer, sin depender de nadie, limpiar mi conciencia y defender mi profesión a mi manera, ni cómo pretenden los caducos sindicatos que, se supone, nos representan, ni cómo hacen el resto de compañeros, es decir, criticar mucho y no hacer nada.
 
Esto ha sido así porque, sencillamente, he aprendido a no depender de la gente para nada. He sabido, tras muchos años engañado, que si tu bienestar personal, tu felicidad, depende de los demás, vas listo. He aprendido, en definitiva, a no depender ni a esperar nada de nadie y, os puedo asegurar, que me va bien.
 
Y, pese a la tormenta, me siento orgulloso de haber aprendido a ser un completo ignorante, a ser un desinformado de la vida y a no enterarme ni de lo que pasa en el mundo. Y es que cuando estás gobernado por un sistema fascista (me da igual que tenga el color rojo o el color azul), es mejor mantenerse al margen y seguir aquello de "ojos que no ven, corazón que no siente". He dejado de interesarme por lo que ocurre en el mundo, de ver TV (lo poco que veía), de leer periódicos o de escuchar radio, mucho más de utilizar Internet para "desinformarme" porque, sí, definitivamente he aprendido que todo es mentira y de que nos creemos esas mentiras, esa manipulación de la que yo, como digo, prefiero estar apartado.
 
Sin embargo y, pese a que me he mantenido medianamente en el perímetro de la hoguera, creo que ha llegado la hora de plantearse muy seriamente el futuro.
Considero que en esta vida cada uno tiene que hacer lo que tiene que hacer, que la sana ambición es una gran virtud y que el talento y las capacidades deben servir para llegar a lo máximo de lo máximo, siempre y cuando esto sea posible. En 2012 me he vuelto una persona más ambiciosa, si cabe, he tomado una decisión importante: Sé que mi carrera profesional puede dar una vuelta de tuerca más y, por ello, me niego a ser brazo armado de este sistema educativo caduco. Quiero más y, por ello, estoy allanando el terreno para alcanzarlo. No sé exactamente en qué terminará todo esto, pero sé que lo lograré.
 
He nacido para comerme el mundo y...pese a los baches, acabaré por comérmelo con o sin patatas, con o sin guarnición.
 
Pero si algo ha marcado este año 2012 para el gato ha sido, nuevamente, el amor. Este blog comenzó escupiendo reproches de desamor y, tras una tregua, ha vuelto a hacerlo.
El amor, capáz de endulzarte la vida, capáz de amargártela...nuevamente el amor.
 
Hubo momentos en los que volví a creer en ello. Era una relación extraña, forzada, empeñada....que hacía de la necesidad una virtud y, con todo y con eso, llegué a sentirme cómodo, llegué a creer que sería posible.
 
Pero como todas las profecías, como la crónica de una muerte anunciada, se fué de la noche a la mañana y de la peor manera posible, sin saber por qué, sin explicaciones, sólo con silencio...
 
Algo en mi interior me decía que eso terminaría de aquella manera pero, como siempre y desgraciadamente, no hice caso a mi intuición que, en esto del amor, suele estar especialmente afinada.
 
Y pese a que me parecía la persona más buena que había conocido en toda mi vida, pese a que estaba empezando a acostumbrarme a ella...No había posibilidad alguna. No soy de los que vale para gregario. No juego bien el papel de seguidor. No soy el mejor para aguantar los problemas de los demás, posiblemente porque, pese a que quiera ayudar, ayudaría mejor escuchando sin más...No soy bueno escuchando y, aunque lo sea, tampoco soy de adorar la píldora. Al final, lo de siempre, acabo por pagar yo los problemas ajenos por no ser y negarme a ser como quieren que sea. A ella y a las que son como ella, habría que decirle que quién me quiera ver a corazón abierto, tendrá que entrar en él, no esperar a que yo entre en el de las demás. Y es que si hubiera querido ser psicólogo para que me contaran sus problemas, hubiera estudiado para ello, no lo dudeís.
 
El final fue de una crueldad inusitada y nunca vista. No sólo pagué injusto por no pecar, si no que además tuve que aguantar que me pusieran de malo, de mentiroso, de farsante y, lo más curioso, de acosador y perseguidor de mujeres.
 
A pesar de poder equivocarme en esto, que tan mal se me da, el amor, no creo arrepentirme de nada. Nunca he hecho daño a una mujer, todo lo contrario, estoy cansado de ponerme en frente de ellas y soportar en silencio el continuo bombardeo de misiles que vienen del exterior.
 
¿Lo peor de todo? Haber creído en alguien, haberlo pasado mal por pensar que no estaba siendo lo suficientemente "bueno" para alguien que creía especialmente "buena" y que resultó, una de dos, o no ser tan "buena" o estar completamente loca (síndrome narcisista lo llaman).
 
El dolor que queda después de un desengaño amoroso es dificil de explicar con palabras. Aparte de esa sensación de desconcierto, de vivir obsesionado por darle respuesta a qué ha pasado, de ver que nada puede ya solucionarse, una vez que llega la indiferencia, además de todo ello, las secuelas que te deja, que no son pocas...
 
Sin embargo, lo interesante no fue el no hundirse, si no el salir a flote. Y, pese a que hoy ella es un fantasma desaparecido, hay veces que la tengo presente en mi cabeza y en mi corazón agradeciéndola, cuando procede, que pensara en mí y tal vez me quisiera, si bien hay otras tantas veces que me acuerdo de ella como el paladin de la crueldad femenina, como ejemplo de aquello que no quiero volver a padecer en mi carne, en mi alma. ¿Qué es lo mejor de todo? Que la mayoría del tiempo me reina la indiferencia y que es tanto y tanto lo que "tengo que hacer" (recordad, uno tiene que hacer lo que tiene que hacer, lo he dicho antes) que verdaderamente son pocas, muy pocas las veces que está y que estará ya en mi cabeza. A pesar de todo, fué lo más destacado de año...¡Qué remedio!
 
El precio que hubo que pagar por esta relación de convenciencia mutua fue la ruptura de muchas relaciones de "amistad" en las que hubo un tiempo que creí. Lo que pasó después me hace pensar en otros dos refranes muy sabios, como la mayoría de los dichos populares, el primero es que "la carne es débil" (sobretodo para los que usan la mano derecha para más cosas que para comer) y que "el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra".
 
Este acontecimiento confirmo cuán de acertado me hallaba yo con aquello de no esperar nada de nadie. Sirvió para aprender una lección más: Que en la vida hay ciclos y que esos ciclos se acaban.
 
Gracias a todo ello y, tal como estaís leyendo, he aprendido, este verbo, el verbo "aprender" lo he repetido ya unas cuantas veces. No me cabe la duda de que, pese a que empiezo a dejar de ser novio de la noche, animal nocturno por excelencia, se trata de una cuestión de prioridades: Mientras yo crea en mí, como creo hoy, sé que "merezco lo que merezco", porque "hago lo que hago". Hoy sé qué tipo de personas deseo tener a mi lado; sé qué tipo de amigos quiero que se queden conmigo o lleguen hasta mí y qué tipo de mujer, al menos, no quiero a mi lado en absoluto...2013 será, sin duda, el año en que priorice cómo debe ser, de verdad, la chica de mis sueños.
 
Este año me deja, además, una serie de experiencias vitales interesantes y que me hacen pensar en la posibilidad de buscar fuera lo que no encuentro dentro. Es lamentable ver como muchos chavales jóvenes con talento están marchándose lejos a buscarse la vida. Yo, que se supone tengo mi vida laboral resuelta, veo el extranjero como una perita en dulce que cada vez me llama más. Me ha entrado mucha hambre de conocer mundo, este año fue Irlanda; espero en 2013 cumplir el sueño americano: Estados Unidos y, más en concreto, Nueva York. Y esto es sólo el comienzo...Insisto en que cada uno tiene que hacer lo que tiene que hacer, y eso lo tendrá que hacer dentro o fuera de sus fronteras.
 
Este final de 2012 me deja, muy a mi pesar, incertidumbre: Parece que bajar la guardia te hace ser vulnerable a ojos de la gente. Supongo que este año que ahora empieza definirá e inclinará la balanza de un lado o del otro. Por otra parte, parece confirmarse...cada año peor en el trabajo. ¿Llegaremos al punto en el que se acabé bailando "La Macarena" en las aulas porque no se sea capáz de hacer otra cosa?
 
Objetivos profesionales interesantes, nueva dosis de optimismo, pese a la que está cayendo, cumplir con el sueño de todo buen poeta, bajo los altos rascacielos, recuperar relaciones de amistad de calidad, que las tengo, seguir contando con el afecto incondicional de papá gato (eso espero), de mamá gata y de hermanitos gatos y poder contarlo de nuevo en 2013 son, sin duda, mis metas para el susodicho.
 
¿Y respecto al blog? A comienzos de este año pensé en twittearlo, en hacer que llegar a más gente, en dejarlo y convertirlo en libro...Bueno, tiempo al tiempo. Mientras lo pensamos, ¿qué os parece si seguimos manteniendo esta parcelita para la gente que quiera entrar en ella? A todos ellos, los que estabáis y los que vendrán...muchas gracias, de verdad.
 
 
 
¡FELÍZ GATO NUEVO!
 
 
 
 
Arañazos y lametones para todos/as.


martes, 25 de diciembre de 2012


Poeta como tú: "Desintoxicación"



DESINTOXICACIÓN
 
 
 
"Llega la Navidad.
Es tiempo de paz, antes de la guerra.
Tiempos felices, felicidad que se compra.
Es Navidad.
 
Para mí es tiempo de descansar;
no lo haré en las tierras remotas de un catálogo.
Quizás salga del círculo vicioso y me dé una vuelta enderredor.
 
Estoy al borde de una sobredosis de envidias de mujeres
de palabras vacías.
Débil de soportar el griterío de una muchedumbre mentalmente enajenada,
de aguantar los golpes de la descarada y desvergonzada ignorancia
que no pasa de moda en las barriadas suburbiales, sostenidas por papitos
que se pasean enjoyados con la gorra atravesada y los pantalones cagados.
Ando ciego ya de envidias, de niñerías de gente con el pelo de estropajo,
de inglesas sin vocales, de sabelotodos, de psicótica mansedumbre
que copia y obedece, de liberales que censuran, de ser el tuerto
en el país de los ciegos.
 
Y cuando estoy a punto de convulsionar y echar espuma por la boca,
escapo...
Escapo, demabulo cojeando, cegado por la luz, temblando de frío.
Comienza mi periodo de desintoxicación...
 
Pasan los días, retumba y repiquetea mi cabeza.
Despierto inquieto por la mañana, me derrumbo en la almohada,
tal como si me hubieran dado la paliza de mi vida,
comenzando la resurrección, empezando una nueva vida,
gastando la anterior, hasta que llegue el día que caduquen.
 
Un fantasma del pasado ronda por mi cabeza estos días,
cuando se cumple un año que apareció como aparecen en mi vida,
como eclipses, al principio bonitos, después relucientes, al final
cegadores. Se mezcla la melancolía con la indiferencia...
Aparece en abastracto un oscuro deseo, desaparece de repente.
 
Reluce en mi mente un chispazo de incertidumbre, es un día señalado.
Como una pequeña dosis, como un pequeño homenaje, consumo.
La cantidad no me satisface, no necesito más de ella, nunca más.
 
Lo malo de todo esto es tener la seguridad
de saber que cuando estés limpio, volverás a recaer.
Te hará recaer la necesidad, la necesidad de un trabajo,
la necesidad de una mujer que te amargue, la necesidad
de gente que te traicione y que te falle...No importará.
 
No importará el seguir metido en el hoyo, ya sabes sobrevivir.
Importa cavar la salida, importa mancharte ahora las manos
en la carbonera, mientras piensas que pronto serás libre
de tus adicciones, de tu espiral sin sentido, como un cubo
de Rubi estropeado y que tratas de resolver, una y otra vez,
una tras otra.
 
Para mí es tiempo de descansar.
Quizás salga del círculo vicioso y me dé una vuelta enderredor."
 
 
 
 
Portada de la novela gráfica "La Ciudad", de Frans Masereel.
 


 
 


martes, 4 de diciembre de 2012

Poeta como tú: "La indiferencia".



LA INDIFERENCIA



"Llueve a raudales en la gran ciudad.
Todos se resguardan desesperados.
Todos los taxis han quedado
ocupados.
Meto las manos en mi abrigo
y me voy
sin, ni siquiera, mirar hacia adelante.

Al menos cinco mujeres me desechan
a diario
y no me importa,
porque sé que las puedo conseguir
por otro lado,
aunque tenga que bajar al fango
a buscarlas,
cruzar la jodida sudamérica y parar
en esas islas minúsculas
que me importan un bledo.

Las opciones eran dedos de una mano
alzada,
que se van cerrando poco a poco.
Siempre queda recambio para una mentirosa,
tan fácil como sustituirla por otra mujer
a quién le intereses hoy
y quizás mañana,
que no pasado.

Mi indiferencia quedó en el cruce siguiente,
en la calle que baja
y que hace curva.
Eres sólo un fantasma
sin sábana.
Alguien que apareció
para hacer payasadas.
Alguien se rió
y después te fuiste
avergonzada
y convencida
de tu historia,
la historia
de otra loca.

Me invade la indiferencia

cuando pienso
en que esa otra existió
y no está muerta,
aunque lo parezca,
aunque mi memoria
la haya asesinado.

Y mi indiferencia se quedó
en la cama el día de los difuntos,
el día que la ducha
escupía reproches.

Y es que me he enamorado
de mi mismo.
Admiro mi capacidad
camaleónica para cambiar
de color, según mande
el olvido.

Así que teja a teja,
gravilla que cae,
así construyo mi tejado
en dónde resguardarme
de la lluvia que cesa
y ha arrastrado
a las alcantarillas
miles de lágrimas
viejas
y ha dejado una pieza
de la casa que debo
construir
en la que me veo sólo
frente a una chimenea
en batín, fumando en pipa
y acariciando al perro.

Y hasta entonces

vuelvo a ser una fuerza
de la naturaleza, un vendaval
cuya presencia a nadie
deja indiferente,
a nadie le resbala.

Y es que la indiferencia
hacia tu trabajo,
hacia la gente
que opina,
se exalta
o se duerme.
La indifencia
hacia la que dice
que te quiere,
porque sabes
que, o es para un rato,
o miente.
La indiferencia
ante la gente
de la que dependes
para echar un puto trago
y escapar...
es un camino nuevo para mí.

La indiferencia abre un camino
hacia la esperanza
porque la indiferencia
suscita el interés
de aquellos a los que ignoras
y eso hace que dejes de ignorarlos,
aunque sea por un momento,
aunque sea sólo por saber
qué coño les pasa.

Y según se fueron,
volvieron.
Y según volvieron,
se fueron, al ver
que yo ya no estaba..."