domingo, 14 de mayo de 2017

"MI HIJO VA A REPETIR"...¿ESTÁS SEGURA DE ESO?

"MI HIJO VA A REPETIR"...¿ESTÁS SEGURA DE ESO?


Estamos llegando al final del curso escolar y muchos padres se preguntan a estas alturas si su hijo repetirá curso o no, cosa que yo hay veces que hasta dudo, porque muchos ni nos preguntan ni se interesan lo más mínimo por su hijo o, si lo hacen, se suelen pasar nuestros consejos por el "Arco de Trajano" o sencillamente sucede que no saben aplicarlos, aunque tampoco piden ayuda.

Es habitual que aquellos niños o niñas que están en riesgo de repetir el año suelan conseguir malas calificaciones no tanto a su falta de inteligencia, por no ser competentes o por un déficit en cuanto a sus capacidades sino por una falta de esfuerzo, ocasionada por las causas que fuere (aquí no decimos que el niño sea el culpable al 100%, pero tampoco que sea un completamente inocente). Como en todo hay excepciones. Lo que está claro es que el candidato en sí no cumple con los requisitos mínimos para poder superar el curso escolar y se hace que lo más aconsejable es que repita el curso. Sin más.

Ahora bien, ¿Vale para algo repetir curso? Este es un debate instaurado en la sociedad desde hace tiempo, pero especialmente agudizado en los últimos años en los colegios siendo agrio objeto de debate entre administradores, maestros, padres, sociedad y medios de comunicación. Es un tema que entra dentro de esas "nuevas inquietudes" que tan agudas se han vuelto en los últimos años como el tema de "deberes sí/deberes no" siendo los argumentos a favor y en contra de lo más dispares posibles. En este artículo voy a dar mi opinión como profesional de la educación y también, si cabe y si me es posible, como ciudadano sin hijos que ve desde fuera lo que pasa hoy en día con los niños en casa, en la calle y en la escuela.

Como siempre pasa cada vez que hablo o escribo sobre educación, el problema ante el que nos encontramos es el sistema educativo. Nuestro sistema educativo, como una gran mayoría de los sistemas educativos del mundo, contempla la posibilidad de retener a un alumno cuando el grado de consecución de las competencias o estándares de aprendizaje de turno no se han desarrollado de manera satisfactoria.

Si cogemos al pie de la letra los fragmentos que recogen en las leyes educativas el tema de la repetición llegaríamos a la siguiente conclusión.

¿Cómo va a repetir curso un niño que no tiene adquirido el suficiente nivel de desarrollo de las diferentes competencias básicas en un sistema educativo que supuestamente trabaja por competencias, pero que en la realidad sólo trabaja por contenidos? Traducido para los no eruditos. Según la ley educativa, por ejemplo en España, todos deberían repetir, porque nadie es enseñado en base a las competencias básicas, que nos orientan a un aprendizaje puramente práctico, sino que en la realidad, se enseñan simplemente contenidos a tragar y vomitar sin cuchara.

Pero como uno parte de esa premisa, se va a la siguiente parte, los estándares de aprendizaje, estos sí bien enunciados en forma de evaluación de contenidos memorísticos puros y duros. Esos son los referentes reales y, si me apuran, ni siquiera, ya que los referentes siguen siendo los contenidos en sí ("¿se lo sabe o no se lo sabe?") o, como mucho, los criterios de evaluación. Realmente si viéramos a muchos de los maestros corregir y tomar decisiones respecto a la evaluación, alucinaríamos con los procedimientos: Tan sólo una calculadora para hacer las medias y el criterio subjetivo, sin más.
Dicho lo cual, entonces sí, entonces tomando como referencia lo que se toma como referencia ("no sabe nada", "se porta fatal", "nunca trae los deberes hechos", "no está maduro para pasar"...), se toman las decisiones sobre si pasar o no pasar al alumno de curso.

Y aquí viene la tormenta....

El 70% de mis problemas en el mundo de la educación comenzaron (hace 10 años), fueron y continúan siendo a día de hoy el tema de las repeticiones. Y sí, en un mundo condescendiente, en un mundo sobre protector, en un mundo cargado de falsedades, doble rasero, opiniones que vienen y van de gente ajena a este mundo de la educación o profesionales que a lo más que han entrado a un aula ha sido a observar si aquello que tenían en mente que iba a pasar sucede o no sucede en el aula (profecías auto cumplidas)...en ese mundo en el que me ha tocado vivir, digo, sin esconderme, aunque para algunos parezca o sea un delito consumado, que YO SÍ CREO EN LA REPETICIÓN (¡hala! con mayúsculas para que suene más ofensivo).






El problema de la repetición no es otro más que es una medida que se puede tomar según recoge la legislación. Muchas veces he pensado que si dicha medida no fuera recogida en una ley educativa, entonces la mayoría de mis problemas laborales desaparecerían como un cometa en la noche de un cielo estrellado para mi paz y tranquilidad, pero lo cierto es que esa medida sigue ahí.
Lo cierto es que si la filosofía va a seguir siendo que el niño aprenda innumerables listas de contenidos de memoria y sí el niño no lo hace, deba repetir, entonces sí creo en la repetición, aunque no crea en esa filosofía, lo cual es difícil de entender, ¿no?

Después está el tema de la justicia. Si de lo que se trata es de medir los conocimientos de los unos y de los otros por medio de exámenes y otra serie de instrumentos (en la práctica sólo exámenes para la mayoría de los profesionales), sería normal que los que pasan esta "selección natural" (que es lo que al final es) pasen a la siguiente ronda y los que no, no. Otra vez: No estoy de acuerdo con que ese deba ser el "modus-operandi" de la evaluación educativa, pero lo es. Que yo no esté de acuerdo no significa que si me viene impuesto, deba hacer mal mi trabajo. Y es eso lo que quizás a ninguno nos guste de él, ser brazos ejecutores de algo que no nos gusta de por sí.

Dicho lo anterior, si estas son las premisas, ¿por qué existe este empeño en los colegios de hacer mal el trabajo?

En mi carrera como docente me he encontrado un muro de hormigón a la hora de proceder a tomar la medida de que uno o varios de mis estudiantes repitieran curso. El primer muro de hormigón lo he encontrado siempre en la administración (Inspectores, Directores, Jefes de Estudio, etc.), el segundo muro de contención en los propios compañeros (profesores) y el tercero en la sociedad, las familias y los propios interesados, los niños.  De modo que...a uno le obligan a hacer mal su trabajo, ¿verdad?

Los argumentos que esgrimen unos y otros son bien diferentes: mientras que el argumentario de la sociedad consiste más o menos en hacerse eco de los cuatro listos de turno que se dedican a escribir de esto fuera del aula y hablan de un ataque con armas de destrucción masiva a la autoestima de los niños proyectando el problema intrínseco del propio sistema educativo (como aquí hemos dicho muchas veces en este blog, anacrónico y desactualizado) en los propios maestros en ese natural afán de buscar y señalar con el dedo al culpable. Los argumentos de la administración educativa y de los compañeros suelen ser muy diferentes. El inspector de área educativa, al que probablemente le hayan dado directrices desde más arriba, comunica a los directores de las escuelas que los niños no deberían repetir si no son casos de extrema necesidad, lo cual excluye a los niños de educación especial, porque...pobrecitos, resulta que en vez de ser de un ritmo diferente o más lento de aprendizaje, deben ser mancos, cojos, verdes o de otro planeta (misericordia sensiblera disfrazada de adaptación a las necesidades personales de cada estudiante). Acto seguido, los directores y jefes de estudio toman los escudos en las sesiones de evaluación para defender a capa y espada la no repetición de ninguno de los alumnos propuestos. Primeramente porque así se lo han dicho desde arriba considerando que mandar repetir a un niño en Primaria (y en otras etapas aún más) cuesta pasta. Esto es lógico para ellos, es mantener a un niño que probablemente fracase escolarmente un año más de lo debido en el sistema educativo que tanto dinero nos cuesta a los ciudadanos. De paso, empeoraría la estadística de índice de fracaso escolar de nuestro país de cara a Europa. Misma cosa sucede en los colegios, pero en este caso, lo que empeoraría serían las estadísticas del colegio de cara a los que están por arriba, que son los que acabo de mencionar. Aparte que eso supone un problema y la misión número uno de un equipo directivo en un colegio es evitar problemas, no dirigir el colegio ni que los niños aprendan y el personal esté contento y feliz.  ¿Estoy hablando lo suficientemente claro?

Y luego están, tanto por parte de estos, como por parte de los propios padres, las famosas retahílas o cantinelas tipo

- ¿Cómo lo vas a hacer repetir con lo grande que es ese niño? (como si esto fuera una cuestión de altura o tamaño).
- ¿Tú crees que le va a servir de algo repetir?
- ¿Sabe dividir?
- Bueno, tiene un 4 de nota media, eso es casi un aprobado. Hay que ser un poco flexible. No vamos a ser más papistas que el Papa.
- Yo creo que es mejor que repita el año que viene (error, repetir en quinto o sexto no vale para nada, los niños, de repetir, deben repetir cuanto antes, cuanto más pequeños sean).
- Pero tiene aprobados los exámenes con un cinco. No le puedes hacer repetir sólo por los deberes o por el comportamiento (esa es de las que más me gustan, ¿dónde quedó aquello de la "educación integral" de tu Proyecto Educativo o lo de la evaluación continua?).

Eso cuando no te traen a la orientadora del colegio, sí esa misma que no conoce al alumno y que está compartida con otras dos escuelas y te da su opinión contándote el susodicho rollo de la autoestima o el Jefe de Estudios, la PT, la de Compensatoria y, hasta si procediera, la de la limpieza, se cogen al alumno un día fuera y le hacen un examen tirado de contenidos mínimos (pillado de Internet, de la editorial o inventado por alguno de los mencionados compañeros, que tampoco conocen al niño) para ver si lo que tú dices es verdad o no. ¡Claro que sí! ¡Vamos a darle una nueva patada a la evaluación continua y a las competencias además de darle una patada en el culo a su maestro y a su programación!)

De todas las anteriores afirmaciones comentadas, quiero detenerme en una de ellas, aquella de "¿Tú crees que le va a servir de algo repetir?" que, junto a las últimas que me pasaron ("tu compañera que le da los apoyos a ese niño no tiene metidos suficientes datos de él en el ordenador, por lo que no podemos justificar la repetición y tiene que pasar") es, sin lugar a dudas, mi favorita.

Probablemente adoptar la medida de la repetición no sirva de mucho, pero os puedo decir algo...no certifica el fracaso escolar, al menos en Primaria. Lo que sí certifica el fracaso escolar es pasar a un chaval que no tiene ni papa de lo que le exigen saber. Y es que en mi experiencia, por desgracia, la batalla de las sesiones de evaluación no siempre las he ganado (aunque he ganado la mayoría, lo cual me hace sentir como un Caballero del Zodiaco) y se me ha invitado, casi obligado aunque, futuro maestro, has de saber que nadie te puede obligar, a no ser que sea el pez gordo de arriba del todo, el de la cúspide, a aprobar a un alumno  y por lo administrativo. Siempre que he tenido que pasar a alguien en contra de mi voluntad, ese estudiante ha sido reprobado al año siguiente de manera fulminante o ha acabado fracasando escolarmente. Por contra, cuando ha repetido, no siempre ha sido así e incluso he conocido casos en los que el alumno ha salido adelante.

Probablemente, ni siquiera sea una cuestión de validez o no. Es muy probable que sea, ante todo, una cuestión de justicia. Mirad, las clases suelen ser bastantes democráticas y os aseguro que la mayoría de los maestro no creemos en la repetición, pero sí muchos creemos en la justicia. Incluso, creo que el 100% coincidirá conmigo en que nunca haríamos repetir a un estudiante que, estando cerca del considerado aprobado, ha dado el 100% de lo que podía (al menos dadas las circunstancias). Sin embargo, la controversia viene cuando un niño no ha hecho méritos mínimos para ganarse esa confianza. Cuando un niño no ha mostrado una básica actitud, un interés elemental por aprender, cuando en sus pruebas de evaluación, sean las que sean, sus calificaciones han rozado el suelo, cuando su comportamiento ha ido totalmente en contra de unas normas de clase elementales o sencillamente cuando nunca ha realizado sus tareas en casa, ni siquiera ha hecho el esfuerzo por intentarlo. Cuando, en resumidas cuentas, ese niño no se ha tomado en serio sus clases, el colegio, la educación, cuando no ha sabido convivir mostrando unos mínimos valores y cuando ha generado más problemas al grupo social de lo que ha aportado a pesar, y esto es clave, de habérselo otorgado todos los medios a su alcance, tanto los que ordinarios como los extraordinarios. Hablando en plata, cuando el maestro se ha desvivido por ese alumno, todo lo que ha hecho, lo ha hecho bien (o razonablemente bien) y no ha conseguido lo esperado, ¿es de justicia que ese niño pase de curso, igual que los demás compañeros que SÍ han cumplido con sus obligaciones como estudiantes desde el minuto 1 del curso?

Es la eterna controversia entre la legalidad, la justicia y algo absolutamente opuesto como son las necesidades administrativas o las teoría conspiratorias de la sociedad acerca de la dislocación total del alma humana y de la auto estima del niño (me pido para reyes algún estudio verdaderamente serio y documentado al respecto).

Las batallas que he tenido que librar al respecto de este asunto de la repetición han sido tan agotadoras que he comprendido que lo único que pasaba era, sencillamente, que yo era más cabezón que los demás o que tenía más energía. Cuando la mayoría tenían la manga más ancha que el túnel de Guadarrama, confundían el amor maternal hacia sus alumnos y la compasión con la necesidad o la justicia o cuando, aún luchando por hacer repetir a sus alumnos, que realmente no estaban preparados para pasar de curso según los criterios del propio sistema, los compartamos o no, se desanimaron al segundo año de luchar contra los elementos y los aprobaban solamente por no discutir o buscarse problemas con los padres o con el equipo directivo. Hoy he comprendido que esa batalla lo único que hace es agotarte física y psicológicamente. 

Y aunque tenga cojones que tengas que andar batallando por y para hacer bien tu trabajo y ser justo, sólo por eso, tu inteligencia emocional, tu integridad y tu salud está por encima de todo. Mi única discrepancia y mi consejo a todos los maestros que me estáis leyendo es el siguiente: Trata de hacer tu trabajo por todos los medios, ponte cabezón hasta donde el cuerpo aguante y, si con todo, no te dejan, fuérzalos a que sean ellos los que decidan por ti a que los aprueben administrativamente y luego corre a contarle la verdad a los demás. Al menos, tu conciencia quedará limpia. Triste, pero cierto.

En conclusión, señora que me está usted leyendo esta noche. No se preocupe si le han dicho que su hijo está en riesgo de repetir. Debiera vd saber que eso, dependiendo de cada centro, suele ser una batalla sin cuartel más o menos feroz entre el maestro tutor y el mundo entero. Dependerá del agotamiento más o menos grande de dicho maestro que su hijo sea justamente (puede que injustamente también, no somos perfectos) retenido en el mismo curso o que pase. Desconfie más bien de que sigan existiendo Quijotes en el mundo de la educación, quedamos pocos y la mayoría, al menos en esta área, ya hemos tirado total o parcialmente la toalla. 

El futuro que nos espera es....el que hemos sembrado.