domingo, 3 de marzo de 2013

Poeta como tú: "¿Y ahora qué?".



¿Y AHORA QUÉ?



"La vida es una permanente cortina de humo
que cuando atraviesas, se queda más vacía,
pero igual de inestable y volatil...

Cuando tu cabeza está llena y tus pensamientos
retumban y te avisan que siempre queda algo por hacer,
el corazón se queda hueco y sus circuitos desconectados.

Entonces deseas terminar con todo, tener vida, ser humano...
y cuando todo termina, preguntas si eso es todo, te preguntas
"¿Y ahora qué?".

Es cuando comienza a gotear la sangre y a llenar el vacío,
es cuando empieza a latir y notas la usencia de riego en tu cerebro.

Y vuelves a escuchar los susurros en los corrillos de hienas malheridas
que dan vueltas sobre sí mismas y están al acecho de otra víctima.
Y lo que antes me cansaba y me resbalaba, vuelve a cobrar
una cierta importancia.

Es sentirse Dios tocando con los dedos el cielo,
es sentir que vuelves al purgatorio a pagar
tu eterna deuda.

Y me siento desconcertado, miro a las paredes en blanco
y me subo a ellas con mi imaginación.
Es una ambición frenada por los sentimientos,
que ya empiezan a ser de indiferencia
y resignación,
pero nunca serán...

Y noto tu ausencia por momentos, en cuanto se agotan
las posibilidades, que son las que me dejan al relentí.
Y me aparece el espectro, sólo en mi mente,
velada de la existencia.
Y aún siento el roce de tu suave piel de macadamia,
y veo mis dedos entre tu pelo, me excito
con tu mirada lasciva.

Y la veo en la noche, noto que la barrera se estrecha
por momentos.
Como un loco que deambula por el manicomio,
me lleno de sensaciones agradables
que enmudecen con la ausencia.
Y vuelve el hombre de la camisa blanca,
el llano intelectual, que pretende ser como los demás,
tan vulgar, que acaba mezclado con las fieras
que buscan con su mirada tu cuello.

Y el hombre recto se sigue preguntando
"¿Y ahora qué?".
Me forjo mi armadura de piedra
cuando todo me da igual,
cuando prescindo de coleccionar números
y empiezo a dejar atrás juguetes del pasado.

Pero es volatil, como las cortinas de humo,
es inestable.
Poner los ojos en la luna, pretender merecerla..
Llevar la ambición del gran tiburón

en el que te has convertido
a terreno desconocido
es bajar del cielo
a la tierra
en apenas dos minutos...

Y entonces busco excusas para no afrontar
que empiezo a ver cómo el problema soy yo.
Haga lo que haga, piense lo que piense,

sienta lo que sienta, estoy condenado.
Algo para seguir viviendo, algo que me dé
una respuesta a qué puedo hacer,
qué toca ahora hacer,
por dónde empezar...
Eso es lo que hay,

eso es lo que queda.

Es una pregunta
que aparece con letras grandes
parpadenado en mitad del camino
y que queda por contestar..."



 
 
 
 


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