sábado, 21 de septiembre de 2013

SALTAR AL VACÍO

Poeta como tú: "Saltar al vacío"



"SALTAR AL VACÍO"
 



"Es esta eterna ambición, que trata de paliar la mansedumbre del pasado.
Es esa desilusión, la que me hace activar el modo automático en la vida.
Es la indiferencia, la que hace que me canse cuando se trata de intentarlo.

 
Mi corazón es el que va a mil revoluciones por minuto y adelanta a mi cabeza.
Si esperas que te tapen los huecos que dejan en él con tal velocidad, puedes morir
sentado en una silla.
Al final, echarse las manos en el pecho y aguantar, es lo único que sabes hacer
y después...mirar al frente y continuar.
 
Sabes que nada fue auténtico. Sabes que si miras desde lo alto del precipicio,
sólo ves el vacío.
Sabes que tapas este camino de penitencia con destellos ilusorios que sólo son lunares
blancos en la opacidad.

No me siento ni triste ni contento, no me siento ni afortunado ni desgraciado.
Me siento un hombre que lucha más de lo necesario, que pelea contra viento y temporal, que mantiene el timón de un barco que navega dando bandazos.
Soy un ganador insatisfecho, un amante capado, una caricia escondida, un lector aburrido, un macarra de terciopelo, un intelectual poco interesado, un cazador solitario...
Soy un hombre que lo sabe, soy un hombre que lo sospecha, soy un hombre que lo ignora...
Soy un animal nocturno, el humo que lo desintegra, el que se queda sólo, el que nunca toca, el dogma de la realidad, el maestro en la calle, la voz quebradora, una palabra que completa...
Soy un hombre que no miente, soy un hombre muy valiente, soy un gran inseguro, soy a quién trato de curar, soy extravertido, soy tímido, soy campechano, soy refinado, soy el que escribe por las noches, soy el gato nocturno que no duerme.

Ayer era negro, luego era gris, llegó a ser blanco...ahora no sé lo que es.

 
Me asomo a los pies del suelo y sólo veo el vacío. No me siento triste, no me siento alegre, no me siento afortunado, ni me siento desdichado...
 
Salgo de caza y regreso con la escopeta cargada, pero ya no me importa.
Escucho mil absurdeces, y únicamente me compadezco.
Me explican algo, y ya sé la respuesta.
Me enamoro en diez minutos, y después me olvido de ella.
Me levanto del diván y por dentro estoy vaciado, pero todo se vuelve a llenar.

Y ya sin inspiración, ya habiendo hablado de todo lo que quería hablar, habiendo escrito miles de palabras, el gato se va haciendo viejo, su pelo pegajoso y sus ojos

se van finalmente cerrando.
 
A sus zarpas el vacío, desde el tejado.
 
Envidio a los que lo tienen resuelto, porque no lo han pensado.
Me dan lástima los que no llegan, porque ya están muertos.
No reconozco a los que son felices, no sé si son cortinas o realidades.
Me alegra ver que todos necesitan a alguien, porque yo sólo me necesito a mí,
hasta que vea la claridad en sus ojos, hasta que sepa que por fin terminó la prueba.
 
La prueba de saltar al vacío sin matarse cuando llegas. Estoy dispuesto a ello...
 
Y es que es este bienestar conmigo mismo, el que me ha hecho entrar en la senda,
es el que me hace ganar tiempo hasta desenredar el ovillo, salir de la madeja
y correr hacia la libertad dejándome atrás replicando y avisando de todo lo que aún quedaba pendiente por hacer.
 
Dejar para mañana lo que no hay por qué hacer hoy, saberse el alumno aventajado
y guardártelo sólo para ti, callar cuando pides gritar, sonreír, aunque sea con ironía,
beberte una copa con estilo, hacer despertar a la gente con tus palabras, ocultas tras
la conversación, seguir con mis ojos los que se van para no volver jamás y sin perder el estilo. Quedarte en la acera sin mirar atrás, arrastrar tus propias cadenas y andar hacia
adelante, en el camino opuesto al de los demás.
 
Perder el miedo a saltar al vacío. Saber que cuando llegues, quizás esté lleno.
Quizás lleno de alegrías, de sosiego, del agua que resbale entre tus dedos,
del tacto de las sirenas desnudas, de las algas rozando tu piel, de todo lo demás...
Quizás quedes levitando en el aire y vagues por vericuetos en la nada, quizás bajes
rápido, impactes y mueras.

Por ahora sólo veo la punta de mis deportivas, cuando no estoy mirando hacia delante

o cuando no miro un poco más abajo, para no ver más de lo mismo, más de lo que sé,
para ignorar al mundo, para estar al margen de él, para perder de vista a los borregos,
para quedarme conmigo mismo...
 
También, seguramente, para no ver más abajo...y ver el absoluto vacío."




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