domingo, 29 de diciembre de 2013

LAS DOS ESPAÑAS

Uno de los principales problemas que tenemos en este país llamado España es que todavía sufrimos el denominado "síndrome de Estocolmo". No exactamente es así en el sentido literal, ya que no podríamos decir que Franco fuera una secuestrador (quizás sí un secuestrador de libertades), pero puede valernos metafóricamente hablando. Lo cierto es que vivimos anclados en el pasado. Es lógico que en una "democracia" moderna como la nuestra (pongo la palabra democracia entre comillas por razones obvias), nos hayamos quedado todos todavía un poco trillados de las malas experiencias con el tito Paco y tratemos de huir de todo lo que rezuma a aquellos tiempos de manera salerosa. Lo malo de ello es que continuamos incluso utilizando una terminología en España y en el mundo que, además de sonar a algo muy retro, pero sin tintes guays, confunden a la gente porque esas palabras no se identifican con su verdadero significado.

Es decir, que entre otras cosas seguimos hablando de "izquierdas" y de "derechas" en este país (y en otros también, aunque eso de "right/left wing" queda chulo por aquello de que suena en inglés mucho más sofisticado).
 
Pues bien, este artículo es tan serio que sentencia que hasta que no dejemos atrás toda esa mierda, en España nunca tendremos un pensamiento libre que nos haga libres, libres mayormente para mandar a la pandilla "right" y a la pandilla "left" a tomar por el culo de este país, por decirlo de una manera un tanto fina, para cómo habría que decir ya las cosas llegados a este punto en el que o democracia lo ponemos entre comillas o directamente lo llamamos dictadura (encubierta).
 
La izquierda es esa ideología chachi-guay con unos ideales chipirifláuticos e utópicos que pintaban de dramatismo los grandes carteles de la época, llenaban los libros de palabras que daban mazo power y sacaban a la calle a miles de hippie-progres a luchar por los derechos sociales.

La derecha es, sin embargo, esa ideología "realista" que se burla de los hippies y les dice a los ciudadanos que el dinero el la piedra angular, el maná del estado de bienestar, un bienestar basado en lo material, es la enemiga de lo público, la que privatiza y tiene ese tufazo facha que nos recuerda al tito Paco y que no nos chana para nada (pero chico, son los que "ponen orden" en las cuentas públicas).

Una vez escuché en uno de esos debates post-elecciones generales de la tele que "España es de izquierdas, pero vota a la derecha". Probablemente esto haya sido así porque tradicionalmente se les notaba menos que derrochaban la pasta de los españoles; un mal necesario, si se quiere.
 
Pero pensemos por un momentito: ¿Quién representa a la "izquierda" en este país?, ¿El PSOE?, ¿Quién representa a la "derecha" en este país?, ¿El PP?
 
Pues hay gente, una mayoría por increíble que parezca, que todavía sigue pensando eso. Es probable que, siendo el sistema bipartidista porque así ha sido concebido de manera intencionada, haya que clasificar a cada uno de los dos grandes partidos dentro de esas dos grandes ideologías.
 
Y como los dos han demostrado y se han demostrado a si mismas incapaces de representar esos ideales del pasado en la actualidad, emprendieron hace unos años su viaje hacia el centro.
 
Y el denominado "centro" probablemente nos recuerde a los tiempos de Adolfo Suarez, que presidía un partido de centro y que es, a día de hoy (y ya es triste) el referente a seguir varias décadas después. Aquí quiero apuntar que cuando alguien mira hacia atrás buscando tiempos mejores es porque es consciente de que lo que hay ahora es una puta mierda.
 
Total, que como aquello no estaba tan mal visto entonces y que hoy decir que tal partido es de izquierdas o que tal otro es de derechas queda mal y no es progresista, pues lo guay ahora es ser de centro.
 
Y es cierto que en algo tienen razón ambos partidos, ya que si buscan un punto en común, el centro, o llámese el punto X o como se quiera, ambos están justo en ese punto de intersección, el punto en el que nos da igual votar a unos que a otros porque los dos hacen exactamente lo mismo. El uno lo hace con su carita de niño bueno y el otro con su carita de niño hijoputa, pero hacen más o menos lo mismo. Y lo hacen porque es lo que la UE (desunión europea) dicen que hay que hacer o si no...a la puta calle! (de Europa).
 
Siendo esta la realidad, nosotros somos los que seguimos empeñados en percibir y solo percibir, ya que es una cuestión de mera percepción, a estos dos partidos políticos como dos realidades bien diferenciadas, dos entidades aparte.
 
Pues bien, el empeño en seguir anquilosados en esas ideologías del jurásico, de la que se alejan ya bastante tanto PP como PSOE, ha contribuido a que realmente hayamos favorecido el mantenimiento y el desarrollo de esas dos Españas: La España de derechas (PP) y la España de izquierdas (PSOE).
 
Ahí está la lucha, amiguitos, se trata de romper con eso. Se trata de que la confrontación, como si de dos equipos de futbol, Madrid y Barca, se tratasen se quede fuera del debate social, fuera de la realidad, únicamente dentro de los despachos, en la cámara de "representantes".
 
Porque si de lo que se trata es de que los ejecutivos agresivos, los empresarios, los que tienen su chalé en La Moraleja o en Pozuelo sean los de "derechas" (más los viejos conservadores y los adheridos de última hora, normalmente encabronados con la "izquierda") o de que la señora que va a hacer la compra al mercado del barrio, los artistas, los homosexuales o las feministas, por nombrar algunos "colectivos" sean los de izquierdas, entonces sí...estamos en dos Españas.
 
Y en ese juego es en lo que se convierte la política, una carrera loca de cuatro años en la que se trata por todos los medios de inclinar la balanza de un lado o del otro por medio de políticas descarnadas que sigan marcando bien la diferencia entre los unos y los otros. Un ejemplo, hoy: La obsesión del PP en esta legislatura por terminar cuanto antes con la clase social media, un empobrecimiento de la misma en favor de un aumento de los ricos, los de "derechas" con el fin de perpetuar la especie. No hablaremos ni entraremos en este artículo de la infinidad de medidas encaminadas a tal fin.
 
Por lo tanto, estamos en un momento muy peligroso en la historia de este país: O rompemos con la dicotomía entre "izquierdas" y "derechas", por ser algo del pasado, por ser algo irreal (aquí quien manda es la Merkel)  o el perfil de país que tendremos de aquí a un medio plazo se teñirá de un color o de otro (actualmente la tendencia es el azul). Sabemos que si eso ocurre, estaremos abocados a soportar una dictadura real, ya no encubierta, o a revelarnos de manera violenta antes de que eso suceda y tirar hacia el otro lado, con los mismos riesgos que esto conllevaría, exactamente los mismos con diferente cara, la cara amable.
 
No voy a terminar este artículo haciendo una arenga hacia la desobediencia civil, para ello ya escribí otro artículo independiente de una ideología u otra. Esto es un llamamiento a empezar a pensar. No es una cuestión alejada de nosotros, es algo observable en tu trabajo, en tu barrio, en tus lugares frecuentes.
 
Es el momento de pensar en las personas sin corazón que nos gobiernan: Han hilado las condiciones para no hacer posible una respuesta eficaz y contundente por nuestra parte cuando todo se vaya a la mierda. Aún estamos a tiempo, todo depende de ti. Todo depende de que dejes de ladrar en el bar y pases a decírselo a ellos a la cara, antes de que pongan sus perros de presa delante y no puedas hacerlo. Al menos, será el momento de que pienses y concluyas tú mismo, solo a tenor de lo que estás viendo sin que te lo cuente nadie, la calidad humana de estas personas. Lo mínimo que puedes hacer es castigarles con tu voto (eso siempre y cuando no te apetezca pensar...)
 
Romper el concepto de las dos Españas es el primer paso para romper con el poder establecido. El bipartidismo es algo impuesto, no está en nuestra voluntad, pero sí es nuestra voluntad la que puede hacer romper con él, con las dos Españas. Únicamente hace falta saber que esto no lo queremos más y no tener miedo a las alternativas pues, mejorando lo presente, cualquier alternativa es mejor que esta España vomitiva que han creado los que deben morir.
 
Ahora eres tú el que decides si les das muerte o les dejas vivos...(metafóricamente hablando, claro).
 
 
 

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